56

432 64 7
                                    

Los tres estaban sentados en esa sala, en silencio y tomando algo de té, sabían muy bien el motivo de esa reunión sin embargo ninguno se atrevía a decir algo todavía. Ching salió un momento y volvió con un plato de galletas dulces las cuales repartió y luego volvió a su sitio en el sillón junto a su novio mientras Garu daba un sorbo a su té y les dirigía una mirada algo extraña.

—Entonces... — comenzó a decir con tono serio — ¿Qué piensan respecto a lo que sucedió?

Ching y Abyo se miraron entre ellos un instante, podía verse duda, confusión y quizá algo de temor en sus miradas.

—Realmente no lo sé — respondió Ching.

—Es extraño... — dijo Abyo con la mirada perdida en algún lugar — Aunque cabe mencionar que es la segunda vez que nos salva la vida.

Se formó otro silencio, solo se miraban entre ellos mientras tomaban su té, Garu soltó un suspiro y dejó su taza sobre la mesa de centro y se puso de pie para desenfundar la espada que tenía en la cintura para que la pareja pudiera verla.

—Abyo... ¿Recuerdas cuando fui a pedirle que nos ayudara? — el moreno asintió — No quiso que le pagara, en su lugar me dio esto y me pidió que lo matara cuando hiciera algo que resultase peligroso para la aldea.

—¿Qué? — algo asombrado — ¿En serio es capaz de hacer tanto daño como para merecer la muerte?

—Yo me hice exactamente la misma pregunta, pero ahora con lo que vimos...

—¿Y por qué solo con esa arma? ¿Qué tiene de especial?

—Plata, eso fue lo que él me dijo.

—¿Estás diciendo que cualquier otra arma no lo mataría?

—No lo sé — se frotó la frente algo frustrado — pero si él dijo que solo usará esta espada entonces quiere decir que cualquier otra no lo matará.

—Tobe es peligroso — dijo Ching llamando la atención de los jóvenes — ustedes mismos lo vieron, era igual a un animal salvaje, otro poco y Pucca...

No pudo continuar y se cubrió el rostro con ambas manos, el solo imaginar a su mejor amiga muerta la atormentaba, Abyo la abrazo para tranquilizarla mientras tanto Garu volvía a sentarse en el sillón frente a ellos cuando el sonido del timbre se hizo escuchar, inmediatamente Ching fue a abrir reapareciendo segundos después con Pucca que alegre fue directo a saludar a Abyo y Garu con un fuerte abrazo para después sentarse en uno de los sillones.

—¿Terminaste todas tus entregas, cariño? — preguntó Ching mientras le ofrecía algo de té y evitando su mirada.

—Sí, hubo más de lo habitual, pero conseguí terminar justo antes de venir para acá.

La azabache sonreía, en cambio sus amigos se mostraban serios, distantes, Ching miró de reojo a Abyo y luego a Garu que parecía decirle algo con la mirada haciéndola soltar un suspiro para después mirar a su tan alegre amiga.

—Umm... Pucca, hay algo que... nos gustaría...

Bajó la mirada, no era capaz de continuar, no tenía el valor de decirle aquello, miró de nuevo a Abyo que mantenía la mirada perdida en algún sitio de la sala y Garu que ahora no apartaba la mirada de Pucca quien por fin notó lo extraño del ambiente.

—¿Qué está pasando? — los recorría con la mirada — ¿Por qué actúan tan raro?

En ese momento Garu se puso de pie y parándose delante de ella la miró directo a los ojos de una manera fría, casi sombría y como si algo lo molestara.

—Tienes que dejar de ver a Tobe.

—¿Qué? — poniéndose de pie cual resorte — ¿Qué cosa estás diciendo? No comprendo.

—Lo que escuchaste — tomándola por los hombros — Pucca, tienes que terminar con él.

La azabache lo apartó de un empujón, se mostraba consternada, no comprendía el motivo de tal petición, Ching se levantó en ese momento y la tomó de las manos.

—Nena, Garu tiene razón, tienes que alejarte de Tobe, es alguien muy peligroso.

—¿Tú también? — soltándose de su agarre y dando unos pasos hacia atrás — ¿Por qué me están pidiendo algo así?

—Es por tu bien — dijo Abyo que también se ponía de pie.

—Él pudo haberte matado — mencionó Ching — Por favor, haznos caso, somos tus amigos y nos preocupamos por ti.

—Lo único que queremos es protegerte — dijo Garu que de nuevo la tomaba por los hombros — No te pediríamos esto si supiéramos que no corres peligro.

—¡Cállense! — empujando al ninja con fuerza — ¡No tienen ningún derecho a pedirme algo así! ¡Mis tíos ya aceptaron mi relación con él!

—¡Es porque desconocen lo que Tobe es en verdad! — replicó Garu en desesperación — ¡De saberlo no hubieran permitido semejante tontería!

—¡Dijiste que ya no ibas a meterte en mi relación con Tobe! — mirándolo con furia — ¡¿Y ahora los involucras a ellos también?!

—¡No se trata de eso! — quiso acercarse, pero ella retrocedió — Es algo que estuvimos hablando y llegamos a la misma conclusión ¡Tobe es un peligro!

—Lo que dice es cierto — dijo Ching — Garu no influyó en nosotros.

—¡Basta! ¡Ustedes no saben nada y son incapaces de comprenderlo!

Pateó la mesa de centro tirando lo que había sobre ella y se dispuso a salir de la casa de su amiga.

—¡Pucca, espera!

Hizo oídos sordos y salió a toda prisa llena de coraje ¿Cómo fueron capaces de pedirle algo así? lo entendía de Garu, incluso de Abyo, pero ¿de su mejor amiga? esperaba que al menos ella fuera quien estuviera de su lado, pero no fue así. Estaba tan molesta que no se dio cuenta en qué momento se había puesto a correr a toda velocidad en dirección al bosque de bambú con el único deseo de ver a su amado ninja de la "X" en el rostro mientras algunas lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora