2:30 am. Luna menguante.
Se detuvo justo donde el rastro de esas pisadas terminaba y el llamado era más claro, suaves gruñidos provenían de dentro de un montón de arbustos, iba a arrodillarse, pero un ninja la detuvo haciéndola voltear, lo primero que vio en él fue el amuleto que colgaba de su cuello «Es como el que llevaban las figuras esa noche»
-Señorita, déjenos que nos hagamos cargo del amo.
Las palabras del ninja la sacaron de sus pensamientos y lo miró a la cara.
-Solo dame unos minutos con él.
-Es peligroso, hace poco estuvo cerca de herirla.
-Por favor, Kenzo.
El ninja se quedó pensativo y luego soltó un suspiro resignado.
-De acuerdo, pero nos mantendremos cerca.
Pucca asintió y lo miró perderse dentro de la oscuridad del bosque, luego volvió a dirigir la mirada a los arbustos y se arrodilló, asomó la cabeza encontrando al licántropo agazapado, como una pelotita, con una garra sobre la cabeza mientras la otra yacía inmóvil a su costado.
-Tobe... - llamó en un susurro.
El licántropo alzó la mirada y comenzó a avanzar a gatas hacía ella lentamente y una vez que la tuvo lo suficientemente cerca se incorporó dejando ver sus heridas que no dejaban de sangrar, levantó la mano queriendo acariciarla, pero se detuvo, bajó las orejas y mostró una profunda tristeza en la mirada <<De nuevo quise herirte>> Pucca le tomó la mano y la llevó a su mejilla.
-No te preocupes, estoy bien.
«Nunca quise que me vieras en esta forma»
Pucca llevó ambas manos a la cabeza del animal y acarició la cruz que tenía en medio de los ojos.
-Tú eras el lobo que me consoló cuando Garu me rechazó ¿verdad?
Tobe asintió ligeramente con la cabeza y ella sonrió un poco.
-También eres el lobo de mis sueños, el que me persigue para devorarme.
Bajó más las orejas y dejó de acariciarla, se le veía algo asombrado, gruñó bajo y llevó la mano sobre esa cabecita. «Entonces esa noche no la borraron de tu mente, la hicieron un sueño, eso significa que Garu también...» retiró la mano rápidamente mientras ella le miraba con atención.
-Aquello paso en verdad ¿no es así?
Se cubrió la cara con la mano, parecía sollozar. «Perdóname, te juro que nunca quise hacerte daño, pero mis instintos no me dejan pensar» Ella le apartó la mano y lo hizo mirarla.
-Tranquilo - sonrió gentil - Entiendo que no puedas controlarte.
La lluvia parecía no querer ceder y el cuerpo de la azabache temblaba de frío y es que solo llevaba el fino vestido rosado ahora un poco roto y sucio por la pelea, mientras el enorme lobo pasaba sus garras por un mechón de su cabello «Mierda, ojalá pudiera hablarte» gruñó un poco y Pucca volvía a acariciarlo.
-Tú me preguntaste si aún sentiría lo mismo por ti si te convirtieras en un monstruo.
Tobe gruñó de nuevo, triste y luego bajó la cabeza, pero pronto se vio sorprendido cuando Pucca lo abrazaba con cariño «¿Qué haces...?»
-No creo que seas ninguna clase de monstruo.
Él se estremeció mientras ese delicioso aroma lo embriagaba, enterró las garras en la tierra «¡No!» la apartó con delicadeza «Deberías tenerme miedo»
-No me alejes de ti - lo tomó de la mano.
«Es que no quiero lastimarte, tú no lo entiendes» Pucca volvió a llevar esa mano sobre su mejilla, frotando su rostro sobre ella, se sentía tan cálido a pesar de la humedad de la lluvia.
-Te quiero por quién eres Tobe.
«Es inútil... No puedo estar sin ti, te amo tanto» gruñó bajo, abrió sus fauces y poco a poco fue sacando la lengua, por instinto Pucca cerró los ojos y abrió la boca recibiendo esa lengua que entraba suavemente, tan tierno y apasionado, como si él supiera como hacerlo. Después de unos segundos volvieron a mirarse fijamente aquello había sido tan nuevo y a la vez tan placentero para ambos, fue una forma de besarse, un beso que solo Tobe podría dar en esa forma híbrida, la envolvió entre sus brazos, soportando el dolor que le causaba su hueso fracturado, llevándola dentro de los arbustos en un pobre intento por protegerse de la lluvia, podía sentir ese pequeño cuerpo temblar así que apretó un poco más el abrazo para darle calor.
-No se lo diré a nadie.
«Gracias...» sintió como ella se aferraba a él y le acariciaba con tanto cariño su pelaje. La lluvia por fin se detuvo, se quedaron abrazados en silencio por un momento que parecía interminable, ella temblaba y entonces aflojó un poco el abrazo para poder mirarla, ella sonrió un poco y él gruñó muy bajo «Mi pequeña... vamos a casa» con cuidado salió de los arbustos y torpe se puso de pie con ella en brazos emprendiendo el camino a la guarida.
Al entrar no había a nadie, Tobe supuso que estaban ayudando en la aldea, subió a la habitación, la bajó con cuidado cómo si de porcelana se tratara, Pucca lo miraba y esbozó una pequeña sonrisa, su cuerpo aún templaba y entonces las afiladas garras del lobo la despojaron de su ropa haciéndola sonrojar. El silencio reinaba en esa habitación apenas iluminada por un rayo de luna que entraba por la ventana, volvieron a besarse de esa forma que recién habían descubierto y con ternura el lobo la guio a la cama, Pucca se recostó y él quedó sobre ella apoyándose sobre su brazo para evitar aplastarla, se miraron directo a los ojos y ella le acarició.
-Tobe...
Ese tono de voz tan suave, tímido y deseoso a la vez removieron sus instintos más profundos, quería hacerla suya ahí mismo, pero se contuvo, estaba tan herido, adolorido y cansado, no dejaba de sangrar, y solo se limitó a pasar su lengua por ese cuerpo de sabor tan dulce, la azabache soltó un suspiro mientras cada centímetro de su piel se erizaba, el licántropo gruñó profundo y rápido se alejó, no debía perder el control, con sus fauces jaló la cobija para cubrirla, ella no dejaba de mirarlo, suavemente acarició ese largo cabello hasta que la vio perderse en un profundo sueño.

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Bajos instintos (Tobecca)
FanfictionTobe ha bebido una poción que prometía hacerlo más fuerte con el fin de derrotar a Garu, su más grande enemigo. Sin embargo, termina condenado a una terrible maldición, ahora deberá hallar la manera de evitar que ese mal lo consuma por completo, sin...