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12:30 am, en algún lugar.

—¡La presa y el Infectado...! — exclamó con sorpresa mientras tomaba por los hombros a su hermano mayor — Escucha... uní los cabos sueltos... me parecía raro, pero ahora... todo tiene sentido...

—Cálmate, no te entiendo — lo apartó de un leve empujón — ¿Qué sucede?

—Lo que quiero decir es que... — tomando aire para calmarse — la presa y el Infectado... son la misma persona.

—¿Qué? — consternado — Pero ¿cómo? Eso no puede ser ¿Cómo es que llegaste a esa conclusión?

—Es sencillo, hermano — caminando de un lugar a otro — Verás, al principio parecía que no había relación alguna — movía las manos al hablar — pero últimamente me puse a pensar que es curioso que el olor de la presa nos lleve al lugar donde se encuentra nuestro Infectado.

—Puede ser solo una coincidencia.

—Eso mismo creí, pero si te pones a pensar en que tanto el Infectado como la presa lideran un grupo de treinta ninjas, ambos ocultan su aroma — no paraba de mover las manos — el ataque al Beta de la Alfa Aiko y la muerte de aquel Alfa oso sucedieron dentro del área y lo que le dijo el Omega a tu compañera es muy similar a lo que el jefe te ha contado a ti y a los otros Alfas — volvió a tomarlo de los hombros para mirarlo a los ojos — ¿No te parece extraño? ¡Todo se conecta!

Ryu volvió a apartarse de su hermano, se frotó el mentón pensativo <<¿Es posible?>> Le costaba creer lo que acababa de escuchar, pero analizándolo bien su hermano tenía razón, él no se equivocaría en algo así porque, además de ser alguien tan fuerte como él también se destacaba por ser alguien muy listo, casi nada se le escapaba, sabía que si algo atrapaba su curiosidad no se detenía hasta tener todas las respuestas, analizó un poco más esas palabras y luego posó sus brillantes ojos amarillos en su hermano de cabello negro y ojos también amarillos.

—Mierda, detesto cuando tienes razón — gruñó un poco — Esto será un problema, porque si el jefe lo mata perderemos la posibilidad de restaurar la manada.

—¿Qué debemos hacer? No podemos irnos ahora que estamos tan cerca de obtener la capacidad de vivir muchos años.

—Umm... — se dejó caer sobre el sillón muy pensativo un par de minutos y luego volvió a mirar a su hermano — Es una buena oportunidad, ya no tengo que ensuciarme las manos atacando su territorio.

—Ahora soy yo el que no te entiende, hermano.

—Podrás ser muy listo, pero para idear y entender un plan no lo eres tanto — sonrió de lado — El día del ataque, cuando el Infectado ya esté derrotado y a pocos segundos de morir, nosotros nos pondremos de su lado, atacaremos al jefe y lo haremos revelar su secreto y después le mataremos. Y el Infectado me deberá el haberle salvado la vida y reconocerá que soy más fuerte que él.

—De ese modo te verá como el Alfa y estará dispuesto a aceptar a nuestra hermana como compañera — concluyó con una sonrisa en el rostro.

—Exactamente — con tono alegre y juguetón.

—¿Y qué pasará con las otras manadas?

—No te preocupes por ellos, déjamelo a mí, ya sabré qué hacer — poniéndose de pie — Llama a nuestra hermana, no le digas nada del plan, solo dile que busque un buen escondite lejos de esa aldea.

—¿Escondite?

—Le prometí a mi compañera que protegería a sus hermanas — metió las manos en los bolsillos de su chaqueta — El escondite es para que permanezcan ahí junto a nuestra hermana hasta que la batalla termine.

—Entendido, Alfa.

Estaba por salir hasta que su hermano lo detuvo tomándolo del hombro haciéndolo voltear.

—Dile que se dé prisa, necesito sacarlas de aquí así que en cuanto tenga el escondite que de aviso para mandarlas allá.

Asintió con la cabeza y salió «Espero que tu plan funcione, hermano» se dirigió a toda prisa hasta su habitación en la cual se encerró y fue a sacar un celular de un cajón para empezar a marcar, no pasó mucho tiempo cuando una voz muy suave y tímida se escuchó al otro lado la línea.

—¿Sí?

—Soy yo, Silas — hablando bajo — Escúchame con atención y no hagas preguntas.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora