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Su abuelo había recibido una carta meses atrás, pero al ser muy viejo la muerte le llegó poco después, sintió algo de alivio ya que él le había pedido ir en busca de aquel que mandó la carta y no quería hacerlo, pero desafortunadamente sus hermanos mayores terminaron obligándola y sin más se tuvo que resignar a ir, pero ¿Dónde buscarlo? Lo único que sabía era que estaba en esa aldea y ese hombre no dejó indicaciones más específicas de dónde encontrarlo. Se había detenido a comer en un restaurante de fideos, los mejores que había probado, la joven de cabello negro que la había atendido había sido muy amable «Quizá ella sepa» Dejó el pago sobre la mesa y alzó la mano para que esa joven se acercara.

—Espero todo haya sido de tu agrado — sonreía — y espero disfrutes de tu estancia en la aldea.

—Muchas gracias — también sonrió — Disculpa, estoy buscando a un hombre al que conocen como Shaman ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?

—El lugar donde vive está en el interior del bosque, yo puedo llevarte, mi turno está por terminar.

—Te lo agradezco, te esperaré entonces.

La azabache asintió y volvió a la cocina, estaba sonriendo, era fácil decirle a esa chica que Garu podría llevarla, pero entonces perdería la oportunidad de ver al ninja de cicatriz, el cual no había visto desde de que lo ayudó, había ido a buscarlo pero se lo habían negado y eso le parecía muy extraño, terminó de ayudar con algunos platos y se despidió de sus tíos para luego reunirse con esa chica.

Caminaron en silencio por el bosque hasta una casa de dos pisos, algo grande, como si muchas personas vivieran ahí. La joven azabache llamó a la puerta un par de veces y un chico pelirrojo abrió

—Hola, Clown — sonrió y luego señaló a la joven junto a ella — Esta chica viene buscando a Shaman.

—Umm... Shaman no está, no estoy seguro a qué hora regrese o si vaya a hacerlo, pero si quieren pueden pasar y quedarse un rato.

Se hizo a un lado para que pudieran entrar, luego apareció una castaña que saludó amablemente y estaba por salir con el pelirrojo, pero la azabache le detuvo.

—Chief, espera ¿y Tobe?

—Afuera, entrenando con los ninjas. Puedes ir a ver, pero mantén distancia puede ser peligroso.

Dicho esto, la vieron tomar la mano de Clown y salir de la casa, la azabache volteó a ver a la visitante y con una seña indicó que iría atrás, la joven asintió, pero como no quería quedarse sola en ese lugar que la ponía incómoda prefirió acompañarla dejando su maleta sobre una silla, así que ambas salieron por la puerta trasera encontrándose a un grupo de ninjas atacando al mismo tiempo a un hombre que traía el torso cubierto de vendajes y el cabello atado en una coleta alta. Se sentaron en la hierba.

—Disculpa, no te pregunté tu nombre.

—Ah... Kai, mucho gusto.

—Mucho gusto, soy Pucca — sonrió.

Kai devolvió la sonrisa y luego dirigió la mirada a los ninjas que iban cayendo rendidos uno a uno, aquél hombre de coleta alta los estaba venciendo fácilmente, pronto solo quedaron tres ninjas contra él, observó con atención a aquel hombre, se frotó la nariz, quizá él era el que tanto mencionaba Shaman en su carta, debía dar aviso a sus hermanos aunque realmente no quería hacerlo, sabía los planes que tenían para ella y no estaba dispuesta. Suspiró y volteó a ver a la linda Pucca que jugaba con un pentagrama que colgaba de su cuello, frunció el ceño al ver ese amuleto, pero también notó el profundo interés de la joven hacia el hombre de coleta e hizo una mueca, sus hermanos la verían como un obstáculo para sus planes aunque realmente no le importaba, volvió a mirar hacia los que peleaban y vio que ya solo quedaba un ninja en pie, estaba sorprendida por la resistencia de aquel ninja y extrañamente sintió gran admiración por él cuando consiguió golpear al de coleta pero no fue suficiente para vencerlo ya que una fuerte patada bastó para que el ninja cayera y ya no pudiera seguir peleando.

—¡No son más que un montón de inútiles! — dijo el vencedor.

Aquello la hizo molestarse un poco, no le agradaba la actitud de aquel hombre, era obvio que no valoraba el gran esfuerzo que hacían esos ninjas, quería irse, pero también debía hablar con Shaman así que se mantuvo en su lugar mientras veía a Pucca ponerse de pie y corría en dirección a aquel hombre y lo tomaba de la mano para llevarlo con ella. Se puso de pie de inmediato y sintió una fuerte aura dominante que venía de él.

—Tobe, ella es Kai.

—Es... un placer, señor.

En silencio Tobe le tendió la mano, ella la estrechó y la situación se tornó algo tensa, pero solo ellos pudieron sentirlo, rápido soltaron sus manos y se frotaron la nariz al mismo tiempo. Kai ya no tenía dudas, ¡Era él! Y era dueño de esa casa y se hacía lo que él mandaba, se sintió intimidada y se encogió un poco de hombros.

—Lamento molestarlo — ocultando su nerviosismo — la señorita Pucca me dijo que... aquí es donde podía encontrar a un hombre al que llaman Shaman.

—Es uno de mis subordinados — sonaba frío — Puedes esperar adentro, mandaré a alguien por él.

— Gracias.

Tobe dirigió la mirada hacia los agotados ninjas y con voz firme llamó a su tercero al mando.

—¡Hiro!

El mencionado se acercó haciendo una reverencia.

—Ve con otro a buscar a Shaman.

—Enseguida, amo.

Vio al ninja alejarse a toda prisa para hacer lo que le ordenaban, volvió a frotarse la nariz, cuando Pucca la tomó del brazo y le indicó que entraran de nuevo en aquella casa. Ambas tomaron un lugar en una de las mesas mientras Tobe subía a su habitación, no tuvieron que esperar mucho cuando él volvió a aparecer, ya aseado y portando ese traje ninja azul que tanto lo caracterizaba, y se quedó de pie delante de ellas con las manos en la espalda.

—¿Qué buscas con mi subordinado? — otra vez ese tono frío

Iba a responder cuando una tonadita se empezó a escuchar proveniente del bolsillo de su pantalón que la hizo sobresaltar poniendose más nerviosa <<No ahora...>> Sacó el celular y comenzó a sudar frío al ver el nombre de quién la llamaba en la pantalla, y con voz temblorosa respondió ante la mirada penetrante de aquel hombre con una cruz en el rostro.

—Hola... Estoy en eso... Umm... No, no lo he visto... Ya sé... Sí, ya entendí, adiós — guardó el celular y les dirigió una mirada apenada — Amm... Disculpen, era importante.

—Descuida — respondió Pucca.

Kai sonrió un poco y cuando estuvo por decir algo dos ninjas entraron acompañados de un hombre de ojos grises y una mujer con líneas negras bajo sus ojos.

—Tobe, me llamaste — dijo el de ojos grises — ¿Qué sucede?

—Esa niña te vino a ver — respondió a secas.

La mencionada se puso de pie rápidamente, aun tratando de esconder sus nervios, saludo al de ojos grises.

—Mucho gusto señor Shaman, mi nombre es Kai y... vengo en nombre de mi abuelo por una carta que usted mandó hace algún tiempo.

—Ah... Ya veo.

El hechicero volteo a ver a Doga como si de un lenguaje de miradas se tratara, uno que solo ellos podían entender, después se dirigió a Tobe.

—Esto también tiene que ver contigo.

Tobe resopló con fastidio y se acercó a la azabache que los miraba sin entender que pasaba.

—Lo siento, pequeña, te veo otro día, ahora ve a casa, que te acompañe uno de los ninjas.

—Umm... — algo desilucionada — Está bien.

Ante la mirada de todos le besó la mejilla y se retiró junto a un ninja que iba detrás de ella. Tobe resopló de nuevo y se adentró en la pequeña habitación llena de libros, Shaman, Doga y Kai le siguieron.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora