Entre Garu, Abyo y Ching comenzaron a reunir a todos y a asegurarse de que no hubiera heridos después del colapso de uno de los muros, todos estaban conmocionados y no entendían qué fue lo que sucedió. Tobe y Pucca llegaron minutos más tarde.
—Tenemos que salir de aquí — dijo Garu al verlos llegar — Recomiendo salir por la parte de atrás.
Todos asintieron y rápidamente los sirvientes de Ring Ring comenzaron a guiarlos, al salir se encontraron con el caos, varias casas y negocios estaban en llamas, Pucca se aferraba a la mano de Tobe que se mantenía con el ceño fruncido, se le veía muy molesto, un ninja se acercó y comenzó a caminar a su lado, Tobe lo miró de reojo sin perder el paso.
—¿Cuál es la situación, ninja?
—Son alrededor de cuarenta hombres, amo. Logramos detectarlos antes de que lanzarán el primer explosivo dándonos algo de tiempo para lanzar el contraataque y la evacuación de civiles por parte de la policía, aún faltan muchos por sacar, pero el fuego se ha extendido demasiado.
—Mierda... Llévate a esta gente de aquí y reúnete con la policía, haz que todos vayan a los túneles ¡Corre!
El ninja asintió y rápidamente empezó a guiar a todos lejos del caos, Tobe se detuvo y se dirigió a Pucca que lo miraba un poco preocupada.
—Ve, ayúdalos.
—¿Vas a estar bien?
—No te angusties por mí.
Pucca lo abrazó con fuerza y lo besó en los labios para después reunirse con el resto, Tobe soltó un suspiro mientras Garu se paraba a su lado.
—No olvides nuestro trato, mocoso.
Garu no respondió, simplemente apretó con fuerza la empuñadura de aquella espada de hoja de plata cuando una explosión de humo se hizo presente dejando ver a un ninja que le entregó sus katanas a Tobe quien luego volteó a ver al de coletas y sin decir nada fueron a hacer frente al enemigo. Los invasores eran hombres de gran tamaño, corpulentos, muy bien armados realmente era una batalla dura, los ninjas resistían, no iban a dejarse vencer fácilmente, ya no eran los chiquillos torpes de antaño que echaban a prender los planes de su señor, eran realmente fuertes, ágiles y se tomaban enserio su trabajo, y aunque sus contrincantes tenían buena técnica ellos podían manejarlos sin problema.
Pucca y los demás estaban terminando de llevar al resto de los habitantes hacia uno de los túneles, para sorpresa de ella, dichos túneles llevaban hacia todas partes, no podía creer que estuvieron viviendo encima de todo eso. El túnel que debían tomar los sacaba a un claro en el bosque, sobre una colina desde donde se podía visualizar la aldea que en esos momentos estaba ardiendo en llamas, un ninja iba al frente guiando el grupo para que no fueran a perderse en ese laberinto, la azabache se acercó a él.
—Disculpa... Estos túneles...
—El amo los mandó a construir hace años — dijo sin dejarla terminar de hablar — sirven para movernos sin ser detectados.
Pucca volteó a ver a Ching que se acercaba a ella y también había escuchado lo que dijo el ninja, pero ninguna comentó nada ya que no era el momento para sacar conclusiones respecto a cosas del pasado. Uno a uno empezaron a salir del túnel reuniéndose con el resto de los habitantes, la azabache corrió a abrazar a sus tíos en cuanto los vio entre la multitud, tanto ella como los tres chefs estaban aliviados por verse bien.
—Tengo que volver allá — dijo después de un momento.
—No dejaremos que vayas — dijo el tío Ho — Es peligroso.
—Lo sé, pero tampoco puedo quedarme de brazos cruzados.
—Ching y yo iremos contigo — dijo Abyo — estamos juntos en esto.
La azabache sonrió mientras Ching se dirigía a los chefs que no podían borrar de sus rostros esa angustia.
—No se preocupen, les aseguro que no dejaremos que le pase nada.
Los tres adultos no respondieron, pero confiaban en su sobrina, sabían lo fuerte que era, volvieron a abrazarla con fuerza y cada uno depositó un beso en su frente, luego la azabache se dirigió al ninja que miraba todo desde la distancia y solo una mirada bastó para que los guiará de vuelta a la aldea.
Los ninjas ya tenían sus trajes algo rasgados y mostraban algunas heridas que sangraban, pero nada podía detenerlos, resistían, atacaban con furia, habían sido entrenados para matar a sangre fría así que podían hacerlo sin titubear, pero se dieron cuenta que realmente no valía la pena esa pelea acabaría pronto, lo sabían, pues no era nada en comparación a las que tuvieron tiempo atrás lejos de la aldea y mucho menos a la vez que pelearon contra un pelotón del ejército imperial, podían ver la victoria frente a ellos, solo era cuestión de tiempo para que sus enemigos cayeran malheridos o salieran huyendo como las cucarachas que eran. La sangre había salpicado el suelo y su olor tan característico a hierro penetraba con fuerza en la sensible nariz de Tobe poniéndolo ansioso y hambriento, Garu había conseguido vencer a varios sin apoyo de nadie pues no por nada se había ganado el puesto como protector de la aldea. La mayoría de los invasores empezaron a huir dejando atrás a los heridos y entonces la batalla terminó, solo quedaba en pie un hombre de barba bien tupida y canosa, era alguien de gran tamaño, cuerpo fuerte e impresionante y empuñaba un hacha en cada mano, había que ser muy tonto como para no darse cuenta que se trataba del líder, lo tenían acorralado. Abyo desenfundó su pistola Glock 9 milímetros y apuntando el cañón hacia aquel hombre levantó su placa en alto para que pudiera verla, era la primera vez en dos años que llevaba en la policía que hacía aquello.
—¡Policía de Sooga! — exclamó con autoridad — ¡Suelte las armas y ponga las manos en alto!
El hombre obedeció, alzó la cabeza olfateando el aire, sonrió un poco y mirando de nuevo a los que estaban delante suyo alzó la voz para que todos pudieran escucharlo.
—¡Quiero pelear por este territorio!
Hubo algo de confusión por tal petición, pero como era de esperarse Garu caminó decidido y se plantó donde ese hombre pudiera verlo, resopló algo molesto, pero si ese hombre quería pelear entonces eso iba a darle. El enorme hombre lo recorrió con la mirada, soltó una risita burlona y comenzó a caminar, y Abyo gritó de nuevo.
—¡Alto ahí! ¡Un paso más y disparo!
De nuevo obedeció y pequeñas gotas de lluvia empezaron a caer, volvió a olfatear el aire un poco más y volvió a mirar al ninja de coletas.
—¡No me interesa pelear con un humano insignificante como tú! — volvió a dirigirse a todos — ¡Sé que estás ahí! ¡Ten el valor de enfrentarme!
Nadie respondió, solo le miraban confundidos, y el hombre resopló molesto.
—¡Si no vas a dar la cara por las buenas, entonces será por las malas!
Y sin que nadie se lo esperara se vieron rodeados por cuatro enormes osos de pelaje marrón y ojos oscuros que habían salido de entre las sombras y gruñían de forma amenazante, la situación se tornó tensa, los hombres que habían sido derrotados hace unos instantes salieron despavoridos de miedo a pesar de la gravedad de sus heridas y el grupo que ya se hacía victorioso ahora se mostraban consternados, confundidos, y el hombre solo sonreía.

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Bajos instintos (Tobecca)
FanfictionTobe ha bebido una poción que prometía hacerlo más fuerte con el fin de derrotar a Garu, su más grande enemigo. Sin embargo, termina condenado a una terrible maldición, ahora deberá hallar la manera de evitar que ese mal lo consuma por completo, sin...