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En el interior del bosque de bambú, en la parte de atrás de la guarida del ninja de la "X" en el rostro, los Omegas vigilaban a los cachorros de sus respectivas manadas que jugaban y corrían divertidos con algunos de los ninjas que se quedaron a vigilar mientras los Alfas hablaban entre ellos, parece ser que estaban dejado de lado sus diferencias y que todo sería mejor para todos. El ahora Alfa Silas estrechó la mano de los otros, sonrió y luego se dirigió a donde estaba Kai hablando con la que hubiera sido la compañera de su hermano, quien al verlo se despidió de la Omega y fue a reunirse con el resto de la manada.

—Veo que te llevas bien con la nueva Beta.

—Me sorprende que le hayas dado ese rango.

—Es lo menos que podía hacer. Sabes que si Ryu la hubiera enlazado ella sería la Alfa — la vio sonreír algo melancólica y la abrazó rodeándola por los hombros — ¿Estás segura de que quieres quedarte? Los demás aceptarían a tu compañero sin problema.

—Estamos bien. Aquí es donde queremos y debemos estar.

—Entiendo — la soltó y se paró delante para verle mejor — Me gustaría saber de dónde sacaste a los Intermedios.

—Ah… pues… ellos llegaron un día buscando formar una manada con el amo, pero él no aceptó. Iba a matarlos, sin embargo la ama intervino y él les perdonó la vida; se sintieron en deuda por lo que no tuve que convencerlos demasiado para que nos ayudarán.

—¿Y qué me dices de esos osos? Tengo entendido que atacaron este territorio.

—Así es, con ellos fue un poco más difícil, pero al final accedieron, parece ser que el ahora Alfa tenía cuentas pendientes con el tal Iorek.

—Ya veo — sonrió  — Me sorprendes enana, has demostrado ser más de lo que cualquiera hubiera imaginado. Estoy orgulloso — le dio unas palmaditas en la cabeza — No te olvides de llamar de vez en cuando, quiero saber que estás bien.

—Lo haré — sonrió y lo abrazó con fuerza — Tú también llámame.

—Así será — la miró — Espero que en una de esas me digas que tendrás ninjas bebés — dijo en un tono burlón y pícaro.

—¡¿Qué?! — sus mejillas se tornaron rojas cual tomate haciendo que él soltará a reír — No… ¡no digas eso!

—¿Por qué no? Ser tío me haría muy feliz.

—¡Ugh! ¡Eres un idiota!

Silas soltaba a reír de nuevo mientras Kai le golpeaba en el pecho sin poder esconder su vergüenza.

En la aldea las labores de reconstrucción habían sido suspendidas a causa de la ceremonia de bodas que se estaba llevando a cabo en la plaza, todo aquel que quisiera era bienvenido a ser testigo de aquella unión entre esa pareja que lucía de manera elegante su vestimenta adecuada para la ocasión, y por supuesto como era de esperarse el maestro Soo era el encargado de formalizar dicha unión.

—Doga, ¿aceptas a este joven como tu legítimo esposo?

—Sí, acepto.

—Y tú, Jumong, ¿aceptas a esta bella dama como tu esposa?

—Acepto.

—Entonces por el poder que se me ha conferido yo los declaro marido y mujer.

Los brujos sonrieron y sellaron su unión con un tierno y casto beso en los labios, los aplausos y las ovaciones de pie no tardaron en hacerse escuchar, Chief y Pucca fueron a abrazar a Doga mientras que Tobe y Clown hacían lo propio con el brujo. Terminadas las felicitaciones y la toma de algunas fotografías la bruja se dispuso a arrojar el ramo el cual cayó accidentalmente en los brazos de Ring Ring que estaba sentada en una mesa cercana, se mostró sorprendida sin embargo sonrió llena de alegría ante los aplausos mientras Dada se hacía el loco fingiendo no saber nada del asunto lo cual resultó gracioso para la mayoría.

Pasada la vergüenza del rubio y la alegría de la peliazul se procedió a disfrutar del gran banquete preparado por los chefs del Goh Rong la cual era servida por los ninjas que en esos momentos estaban bien metidos en su papel de camareros. Los Alfas de las tres manadas llegaron poco después únicamente para felicitar a los nuevos esposos y cruzar unas cuantas palabras con el ninja de la cicatriz.

—No dejes que mi hermana se meta en problemas, Alfa Tobe — pidió Silas.

El ninja frunció ligeramente el entrecejo en disgusto y no por la petición o porque lo hayan llamado de ese modo, a fin de cuentas ya le habían dicho Alfa antes, si no porque las personas ante él no terminaban de ser de su agrado y esperaba no tener que volver a verlos, al menos, por un largo tiempo.

—Sé que cuando nos topamos la primera vez fue con intenciones de invasión — habló el nuevo oso Alfa.

—Tú fuiste aquel oso negro al que le dispararon — dijo Tobe con ese tono frío de siempre.

—¿Eso fue lo que pasó? — cuestionó Aiko — Eso explica el parche. Tuviste suerte de que no era una bala de plata.

—Lo sé — respondió de mala gana y volvió a dirigirse a Tobe — Ahora eres uno de nosotros y no tengo resentimiento alguno hacia tí.

—Nosotros tampoco — dijeron al unísono la tigresa y el lobo.

—Eso espero — sonó un poco amenazante — No saldría nada bueno de una pelea entre nosotros.

Los Alfas se miraron un poco entre ellos, efectivamente el ninja tenía razón, además aunque quisieran morirían en el primer intento, sabían que ni juntando sus manadas podrían derrotar a ese demonio de ojos azules bendecido por el dios del rayo Raijin. Sin decir nada más, se dieron la mano entre todos en señal de que quizá volverían a verse y después cada uno volvió con sus manadas para tomar caminos separados.

La celebración seguía su curso sin problema alguno, el ambiente era agradable, por un momento todos se olvidaron de que la aldea aún se estaba terminando de recuperar de los estragos de aquella batalla atroz. Ching y Abyo bailaban al compás de la alegre música al igual que muchas otras personas, incluso Garu se animó a bailar con una de las doncellas del maestro Soo, los ahora esposos tenían una amena conversación con Chief y Clown, y los ninjas aprovecharon para meter mano en el banquete y coquetear con algunas chicas.

Mientras tanto nuestro orgulloso ninja de cicatriz y su hermosa novia habían escapado al campo de flores que volvieron su lugar secreto para estar a solas y lejos de todo. Después de compartir unas palabras y devorarse a besos, se quedaron recostados sobre la suave hierba tomados de la mano, el silencio reinaba, lo único que deseaban era disfrutar de su mutua compañía mientras se miraban a los ojos, sus dedos se entrelazaron, se dedicaron una cálida sonrisa y volvieron su vista al cielo donde las primeras estrellas comenzaron a aparecer junto a la luna para hacerles compañía.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora