41

604 88 7
                                        

Un ninja abrió la puerta y se sorprendió un poco al verlo, sobre todo cuando le mostró una tarjeta negra, lo dejó pasar sin hacer ningún comentario, cerró la puerta y sin que se lo pidiera fue a buscar a su señor dejando al recién llegado de pie en medio de esa estancia con los brazos cruzados. La voz ronca del ninja con la cruz en el rostro no tardó en hacerse escuchar.

—¡Vaya! — burlón — Miren a quién tenemos aquí, al mocoso con peinado de princesa.

Frunció un poco el entrecejo y le mostró la tarjeta tal cual la había mostrado al otro ninja y una sonrisa se dibujó en el rostro del ninja de la cicatriz.

—Así que requieres mis servicios.

Tomó la tarjeta y la puso a contraluz luego se mordió con fuerza la yema del dedo pulgar hasta hacerse sangrar y dejó caer la sangre sobre la tarjeta.

—Estas tarjetas tienen una marca de agua en forma de cruz que puede verse a contraluz — explicó — La cruz se hace visible en color azul solo con mi sangre, así como lo ves — se la muestra — Eso demuestra su autenticidad.

—No me interesa, necesitamos tu ayuda.

—¿Mi ayuda? — soltó a reír burlón — ¿Por qué querrías mi ayuda?

El de coletas se limitó a tenderle unas hojas para que las leyera, Tobe alzó una ceja curioso y arrebató las hojas de su mano.

—Veamos, a quién hay que joder — sarcástico y burlón a la vez.

Les dio un vistazo percatandose de que se trataba de un informe policíaco y cuando terminó de leer frunció el entrecejo y se dirigió a un ninja que casualmente iba pasando por ahí.

—Llama a Kenzo.

El ninja asintió y se apresuró a salir por la puerta de atrás, Tobe volvió la vista hacia Garu que seguía de brazos cruzados, se mantuvieron en silencio y el ninja Kenzo apareció, Tobe de inmediato le pasó las hojas.

—¿Vas a ayudarnos o no? — preguntó algo impaciente.

—Eso depende — usando un tono serio.

—¿Cuánto pides?

Tobe no respondió y se dirigió a su segundo al mando que rápidamente devolvía las hojas al ninja de coletas y hacía una reverencia.

—¿Cuáles son sus órdenes, mi señor?

—Manda un grupo a revisar el área y que lleven a Kai, me interesa lo que pueda detectar.

—Enseguida.

Kenzo salió a prisa dejando de nuevo a los dos ninjas mirándose fijamente, Garu frunció un poco el entrecejo.

—No van a encontrar nada, ya limpiaron la zona.

Tobe bajó la cabeza y sonrió divertido para sus adentros, luego volvió a mirar a Garu.

—No imaginé que supieras la existencia de las tarjetas y mucho menos que tuvieras una.

—Uno de los ninjas se la dio a los chefs hace años, les dijo que la usarán cuando estuvieran cansados del padre de Ring Ring y su restaurante, pero ellos prefirieron dármela pidiendo devolverla en su lugar, pero te fuiste.

Tobe sonrió de lado.

—Tengamos un enfrentamiento, solo para matar el tiempo en lo que mis ninjas regresan.

Garu rodó los ojos algo harto de esa actitud sin embargo aceptó asintiendo con la cabeza y le siguió fuera de la guarida. Sería un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, sin armas, otra vez estaban dando lo mejor de si mismos concentrándose en sus próximos movimientos sin darse cuenta del tiempo hasta que una explosión de humo los hizo detenerse y un pequeño grupo de ninjas apareció, todos ellos estaban con una rodilla en el piso y un puño al pecho con la cabeza hacia abajo.

—¡Maestro Tobe! — dijeron con firmeza.

—Seiji — cruzandose de brazos — Sígueme... Tú también Kai.

Garu volvió a fruncir el ceño y se cruzó de brazos, no entendía lo que estaba pasando, estaba siendo ignorado de nuevo, pero no dijo nada y vio a Tobe alejarse de donde estaban seguido por dos ninjas, uno de ellos vestía diferente al resto, era muy bajo de estatura y de actitud tímida <<¿Por qué tendría a alguien tan patético trabajando para él?>> resopló molesto, se paseó un poco por el lugar para distraerse y en cuanto vio a Tobe caminar de vuelta se detuvo.

—Les brindaré mi apoyo — le dijo serio.

—¿Cuánto pides? — otra vez impaciente.

—Lo que quiero no tiene que ver con dinero.

El de coletas le miró algo confundido cuando un ninja apareció con una caja en las manos y se acercó lo suficiente para mostrársela.

—¿Qué es esto? — alzando una ceja.

—Ábrelo.

Garu dudó un momento y luego abrió la caja, lo que había en el interior estaba envuelto en un pañuelo de terciopelo rojo, lo hizo a un lado dejando al descubierto una espada corta de hoja recta, ahora estaba más confundido que antes, la tomó por la empuñadura y la examinó, luego miró a Tobe que con una seña le pedía al ninja retirarse.

—No entiendo qué rayos está pasando — ya cansado de tanto misterio.

—Escucha, Garu — suspiró — Quiero que portes esa espada, pelea con ella si quieres, pero cuando llegue el momento quiero que la uses contra mi.

—¿Qué quieres decir?

—Que si alguna vez hago algo que vaya a dañar a toda la aldea porque me he salido de control... quiero que me mates con esa espada.

—¿Qué estupidez estás diciendo? — molesto.

Tobe frunció el entrecejo y levantó un poco la voz.

—Si en verdad quieres mi ayuda entonces acepta, de lo contrario lárgate — lo miró de forma retadora.

Garu bajó la mirada un poco pensativo y sin más enfundó el arma en su cintura, y cruzándose de brazos volvió a mirarlo.

—Cuando te refieres a algo que vaya a dañar la aldea ¿Hablas de algo cómo lo que pasó en el bosque prohibido?

—Umm... Sí, algo así.

—¿Por qué yo?

—Porque eres el único capaz de hacerlo, mis ninjas preferirían morir por su propia mano antes que dañarme — llevó las manos a su espalda.

—¿Y por qué solo con esta espada?

—Plata — respondió a secas.

Garu alzó una ceja curioso, pero no quiso hacer más preguntas.

—Mandaré a mis chicos a que ayuden a patrullar por las noches — le dio la espalda — Ahora, largo de aquí.

Lo vio alejarse a paso lento, pero se detuvo de repente, más no volteó a verlo.

—Otra cosa, quiero que cuides bien de mi pequeña, ella será la que más sufra mi partida. Confío en tí, Garu.

Tobe siguió su andar hasta perderse dentro del bosque. Garu se quedó pensativo, el villano tenía razón, Pucca sería la más afectada si el día en que Tobe tenga que morir llegase <<La cuidaré, es una promesa>> soltó un suspiro y tomó rumbo a su casa.





Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora