6

794 161 8
                                    

2:00 am. Luna llena.

Había esperado todo el día escondido dentro un tronco hueco, bastante pequeño en comparación a su gran tamaño, quería entrar a la aldea a robar, así que esperaba que al menos estar apretujado por horas haya valido la pena. Utilizando un gran gancho de fierro logró partir el candado y levantar la cortina metálica de uno de los locales, metió todo lo que consideró de más valor dentro un saco lo más rápido que pudo.

Se dirigió al siguiente local cuando un joven de coletas y traje ninja de color negro, con una katana en mano, le cerró el paso, resopló molesto y luego sonrió burlón.

—Apartate, mocoso.

El joven bufó y corrió hacia él encestandole un fuerte golpe en el rostro con la empuñadura de la katana haciéndolo caer al suelo, el hombre escupió sangre y se levantó deprisa, desenfundó el gran machete que llevaba en la espalda y la levantó en alto dando inicio a una fuerte pelea. Ambas figuras pronto estaban heridos manchando un poco el suelo de sangre.

El joven ninja de coletas, defensor de la aldea, dio un golpe certero dejando al hombre en el suelo y escupiendo sangre, aquel ladrón si dudas le estaba dando buena pelea.

No muy lejos de ahí, oculto entre las ramas de bambú, unos brillantes ojos azules miraban la escena con atención, el olor a sangre invadía su nariz despertando su apetito.

Gruñidos.

El ladrón se levantó y en un rápido movimiento sacó un cuchillo pequeño para clavarlo a un costado del abdomen del joven ninja haciéndolo quejarse de dolor mientras se dejaba caer, alzó de nuevo su machete para darle el golpe final, pero pronto se vio siendo arrastrado por un enorme lobo negro, el ninja de coletas se quedó estático en su lugar mirando con atención lo que estaba sucediendo.

El ladrón se quejaba de dolor, se giró y quiso herirlo con el cuchillo, pero sorpresivamente el animal le esquivó y mordió su brazo, empezó a perder mucha sangre mientras una sensación de temor empezaba a invadirlo, incluso le lanzó una mirada suplicante al defensor de la aldea para que lo ayudara, pero este se mantenía inmóvil.

Las poderosas fauces volvieron a apresarlo de una de las piernas haciendo que el hombre gritará en desesperación y angustia, algunas luces empezaron a hacer presencia llamando la atención del lobo y como si entendiera lo que estaba pasando comenzó a arrastrar a su presa dentro del bosque de bambú. Lastima para el lobo, también quería comerse al joven de coletas, pero debía conformarse con una sola presa.

El joven ninja se puso de pie con dificultad mientras veía con asombro cómo el ladrón, entre gritos de horror, enterraba las uñas en la tierra como si con eso evitará ser arrastrado.

Ya estando en lo más profundo de aquel bosque el lobo soltó a su presa y en un rápido movimiento el hombre aprovechó la oportunidad para encestarle un golpe en la nariz y luego echar a correr torpemente. El lobo sacudió la cabeza saliendo de su aturdimiento y corrió tras su presa dándole alcance arrojándolo contra el suelo.

El ladrón temblaba y en su rostro se dibujaba el terror más profundo cuando vio como el enorme animal se levantaba en dos patas y era capaz de caminar igual que un ser humano, sus patas delanteras habían adquirido la forma de manos con gigantescas garras, una de esas manos lo sujetó por el cuello levantándolo del suelo, quería gritar, pero comenzaba a faltarle el aire debido al poderoso agarre, la aterradora criatura gruñó y de un solo mordisco arrancó la cara de aquel hombre.

Dejó caer el cuerpo de su presa y siguió comiendo de él. El sonido de carne siendo desgarrada, los huesos siendo triturados y el olor a sangre invadía el lugar, era asqueroso, pronto no quedó nada de aquello que alguna vez fue un ser humano.

Un poderoso aullido retumbó por todo el bosque llegando a la aldea invadiendo de asombro a sus habitantes.

Bajos instintos (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora