136. El Ataque del Plot Twist

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Melinda deja de leer a libro, suelta un bostezo y se rasca la axila. Está sentada en la cama de una habitación sumida en un ordenado desorden, con una gran cantidad de tomos sobre el escritorio al lado de unos papeles de rudos dibujos de mano soñadora de diversos monstruos con grandes falos.

En una pared cuelga un cuadro dolorosamente metido en un marco demasiado ornamentado para ese ambiente, de dorados toques que representan viñedos cargados de jugosas uvas. La obra de arte en cuestión es una explosión violenta de colores que se pelean entre ellos en una batalla sin fin, algo que conjuga mejor con la personalidad de la pelirroja maga del brazo quemado y de expresión dormida, todavía medio atontada después de pasar horas encandilada con las historias del libro que se abre en su espalda.

En dicho lugar, fusionado con la carne, se encuentra su querido Libro. El mismo que había sido derrotado y reducido a nada por el ataque de la monstruosa combinación entre Aah y Rodrigo. Ahora, mujer y volumen están enzarzados en un mismo ser, lo que producirá sus grandes consecuencias más avanzada la historia.

Se levanta de la cama y se dirige a la ventana, en un rincón de la habitación hay ropa que forma una pequeña montaña. Ropa usada, preparada para la lavadora y, no obstante, ahí permanece inmutable día tras día tras día y todo por culpa de la vagancia demoledora de Melinda, quien siempre dice que tiene algo más importante que hacer que las labores domésticas. Al final terminará recogiéndola a regañadientes, para que unos días después aparezca de nuevo, en el mismo rincón, una montaña de la misma naturaleza.

Levanta la persiana, al otro lado se yergue la ciudad de Normalidad, el lugar donde ha pasado, ¿cuántos años ya? Le es imposible saberlo, ya que en la Tierra Prometida todos los días son iguales, todos los días son soleados, todos los días son el mismo que se repite a la perpetuidad. Por esa si peculiaridad no fuera suficiente para aquel mundo en el que Melinda está viviendo, en el cielo azul luce, en vez del sol de toda la vida, un corazón dorado que emite una placentera luz.

Melinda observa la ciudad de Normalidad con una expresión aburrida. Tal y como el nombre indica, Normalidad es un lugar normal en donde nada anormal sucede, tiene una razón lógica para ser de tal manera, pero habrá que esperar el futuro para comprender la razón de por qué es así. Vuelve a la cama y se tumba en ella, observa el techo de la habitación por donde corre una araña pequeña, afanada con sus asuntos de telarañas, sueños depredadores, deliciosa comida envuelta en seda y de muchas otras cositas que se revuelven en su cabeza arácnida.

El libro que surge en la espalda de Melinda tiene un nombre que no es Libro, esto es simplemente cómo lo ha bautizado ella para evitar decir el verdadero a personas ajenas. Melinda nunca ha revelado el verdadero a nadie, por la razón de que no desea que nadie comprenda el poder que radica entre las páginas del antiguo tomo. Diré que, aún siendo un libro mágico, no es realmente un libro de magia y lo que quiero decir con esto es que leyéndolo no aprenderás ningún hechizo más.

Por el momento, ella no ha confesado a nadie sobre la verdadera naturaleza de su libro. Ni a su hermana Sabela, tampoco a Zeltia ni confiaría en Macarena, tampoco a su madre Ramona ni a su tía Aurora y a Xoana, ¿por qué hacer una excepción con ella? Nada, sus labios permanecerán cerrados hasta el momento en que sea indispensable revelar el secreto.

A mí me da igual revelar el secreto, así que te diré su nombre: Las 900 vidas y su poder es que entre sus páginas hay un gran número de historias, tanto del pasado, del presente y del futuro. Historias reales, pero contadas a través de la visión de quien la vive o de quien la narra, siendo así ¿cuán de reales son si la memoria humana es limitada y, en muchas ocasiones, es capaz de cambiar lo que sucedió para hacer la verdad más cómoda?

De todas maneras, y pese a las limitaciones de la mente humana, lo que cuenta las historias está basada en hechos reales y Melinda puede confiar, más o menos, en la veracidad de los relatos que viven en Las 900 vidas.

Las 900 vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora