William despertó desganado, había un presión en su pecho que parecía ser un castigo. Sentía impotencia y ansiedad; notaba como su vista se nublaba y su cuerpo perdía fuerzas.
Hacía una semana que Saul se había marchado.
No era sencillo lidar con eso, era como si le hubiesen robado el alma.
Tampoco estaba seguro de haber vivido algo similar a nivel emocional. Sin exagerar, sentía como su pecho se incendiaba y se exparcía hasta su esófago, no sabía cómo era posible, pero podía percibir el fuego en su interior.Juraba que se encontraba en su lecho de muerte, pues su pesar se reflejaba tanto en malestar físico como en un insoportable huracán mental.
Hasta ese punto, creía que ya había experimentado todo el sufrimiento habido y por haber, pero el mal de amores aún no entraba en su lista, hasta ese momento.No entendía como era capaz de sentirse tan mal por alguien a quien ya no creía amar. Tenía ganas de escapar de todo y correr hacia Saul, pero por una vez en su vida, ya no estaba dispuesto a humillarse por otro hombre.
Como pudo, se levantó de la cama y comenzó su rutina. Limpió su habitación, se duchó, se arregló y caminó hasta su cocina.
Tenía la televisión encendida a un volumen alto, con la intención de distraer los sentimientos agobiantes que no lo dejaban respirar.Solo desayunó una manzana, no tenía mucha hambre.
Pensaba salir a caminar por la ciudad para huir de lo destructivo que él mismo podía ser estando en soledad, pero enloquecería si no hablaba con alguien.Tomó el teléfono y marcó un número sin pensarlo de más.
—¿Hola? —contestaron al otro lado de la línea.
—Alan... soy William —respondió.
—Lo sé, reconozco tu voz. ¿qué necesitas, muchacho?
—¿Tienes tiempo?, necesito hablar con alguien.
—Tengo un día muy ocupado, pero si estás listo ahora, puedo pasar por ti —sugirió.
—¡Sí! por favor —estaba desesperado.
—De acuerdo, entonces llego en diez minutos. Te veo afuera de tu edificio.
—Gracias, de verdad.
Dicho eso, colgó el teléfono y esperó pacientemente.
No eran grandes amigos, pero de vez en cuando podía contarle sus agobios para no terminar con una pistola en la boca.Salió de su apartamento y encontró en el corredor a una de sus vecinas junto a su hija.
Wiliam le sonrió con cortesía y la mujer hizo lo mismo, solo que esta se notaba forzada. Sujetó a su hija por los hombros y la obligó a caminar más rápido.
El joven era un repelente de personas que conocían su situación, principalmente por lo mal visto de la homosexualidad. Sin embargo, eso le importaba un carajo.
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Neon Caress
FanfictionLa estrella de un cabaret, Axl Rose, se mete en problemas legales tras interesarse en un oficial de policía de pocos amores: Izzy Stradlin. Entre la interminable lucha del deseo y la justicia, alguno de los dos debe rendirse, pero, ¿quién tiene más...