61: Sangre de rosas.

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Izzy supuso que William tomaría la decisión más simple, y aceptaría dar la declaración real del incidente

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Izzy supuso que William tomaría la decisión más simple, y aceptaría dar la declaración real del incidente.

Sorpresivamente, el joven tomó la posición más inmadura que se le ocurrió, y al escuchar la propuesta de Stradlin, cerró los ojos de nuevo.

Izzy frunció el ceño, y negó con la cabeza.
—¿En serio te pondrás así? —preguntó indignado—. No puedo creer que ni siquiera te importe tú bienestar, ¿qué mierda pasa contigo? —suspiró—. Te juro que cuando te conocí, estabas mucho más cuerdo.

Rose respiró hondo.
Estaba harto de él, de tantos reclamos y de que siempre quisiera sentirse el salvador.

Aún se le dificultaba mucho hablar, pero si no hacía el intento, no podría mandarlo al diablo, por milésima vez.

Su respiración se agitó por el esfuerzo, y llamó la atención de Izzy, quien por un momento pensó que le pasaba algo.

—Házlo —susurró apenas, con una voz rasposa.

Fueron simples cinco letras, que se sintieron como si se le desgarrara la laringe.
El paso del aire, y los movimientos de su lengua lo hacía querer retorcerse del dolor.

Pero no había forma en que pudiera quedarse callado.

Izzy sintió un escalofrío al escucharlo.
—¿Cómo?

William negó con la cabeza, y tragó saliva.
—Por favor.

—De verdad no te entiendo —frunció el ceño.

El joven volvió a negar, era su máximo esfuerzo y ya no le salían más palabras.

Izzy se acercó a él, pensando que volvería a hablar, pero no fue así.

No era un asunto de crueldad, realmente no entendía lo que trató de decir, pues solo fue un sonido inconsistente.

Se quedó ahí unos segundos, con su oreja cerca de los labios de William, y lo único que salía de ellos, era el silbido de su respiración.

No era normal que el ruido saliera de su boca, y no de su nariz. Supuso que quizá era una obstrucción en el flujo de aire de su traquea, y si lo analizaba bien, tenía sentido que los ruidos en su habla fuesen casi imperceptibles por el mismo motivo.

—¿Te sientes bien? —preguntó, arqueando las cejas.

William asintió.

—¿Puedes respirar?, ¿quieres que vaya por alguien?

El joven negó.

—No te escuchas bien, ¿estás seguro?

Rose abrió los ojos, y lo miró como si quisiera amenazarlo para que dejase de preguntar.

Izzy llevó las manos a su rostro, y lo frotó, en señal de frustración.

—Me siento como un tonto por estar aquí; ni siquiera quería volver a verte, pero lo haces todo tan difícil —suspiró—. Quisiera que por un día, la vida fuese distinta. Ya no sé cómo cambiar, he probado terapias, medicamentos, grupos de ayuda, pero nada funciona —bajó la voz—. Aquí me tienes, preguntándome si estás bien, después de que me arruinaste.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora