47: Canto final.

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Habían pasado unas semanas desde que Izzy habló con el joven por última vez, y como era evidente, William no lo buscó

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Habían pasado unas semanas desde que Izzy habló con el joven por última vez, y como era evidente, William no lo buscó.

Al principio, pensó que no le dolería tanto,  porque los primeros días no se dio cuenta de que su sufrimiento aumentaba, y cuando se volvió imposible de ignorar, ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto.

Lo comprobó cuando despertó en la madrugada, pensando en William, casi al segundo en el que abrió los ojos. Y de nuevo, la opresión en su pecho apareció.

Suspiró y se dio la vuelta en su cama, para quedar recostado de lado.
Podía torturarse durante horas, preguntándose qué demonios le había hecho William para mantenerlo tan agonizante con su recuerdo.

No podía estar tranquilo; tenía ganas de marcarle en ese instante, solo para escuchar su voz y sentirlo cerca de nuevo.

Volvió a dar otra vuelta en la cama, buscando un poco de comodidad para descansar al fin. Pero no lo consiguió.

Lo más desesperante no era el insomnio ni el estrés, sino esa quemazón en su pecho, que también se sentía como una cadena en el cuello.
No importaba para qué lado mirase, William estaba en todas partes.

Tortura, era poco para describir el mal de amores que experimentaba.

Podía rendirse y buscarlo de nuevo para calmar sus ansias, pero Izzy estaba cansado de ceder, y de fingir que no le dolían las mentiras del joven.

Antes del amanecer, Izzy tuvo que levantarse para ir a trabajar.
No le desagradaba la idea, pues al menos había un sitio en el que se sentía menos asfixiado.

De todas formas, le molestaba encontrarse solo, así que su rutina constaba en encender el televisor, subir el máximo del volumen y meterse a bañar; al menos así, el sonido le permitía escapar de sus pensamientos de vez en cuando.

Para su mala suerte, el canal que escogió al azar, transmitía un programa matutino para mujeres amas de casa, en el que abordaban varias temáticas, como: recetas de cocina, trucos de belleza y concejos de amor, para evitar que algún patán les arruinara la vida.

En esa ocasión, las conductoras tuvieron una conversación que resonó en Izzy, logrando que se lamentara aún más, y culpara a su mala suerte por eso.

El concejo del día, fue: no meterse con un hombre que llevara menos de un año separado, porque los vestigios de la relación seguirían ahí, y su nueva pareja no sería la prioridad, hasta que el susodicho se diera su tiempo para sanar heridas.

Stradlin se dijo que fue una estupidez no pensarlo antes.
Salir con William, aún siendo conciente de que él seguía casado, fue un error suyo, eso lo admitía.
Pero afrontar que el joven tal vez amaba más a su esposo que a él, eso sí no lo aceptaba.

Terminó su ducha de mala gana, y se apresuró para llegar a la estación de policía.

Aún pensaba en William, y ya estaba fastidiado de no poder sacárselo de la cabeza.
Tan harto, que habría causado un accidente automovilístico, con tal de caer en coma durante años, y librarse de él por algún tiempo.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora