62: Lágrimas rojas.

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William realmente estaba mejorando, no tan rápido, por supuesto, pero ya podía comer gelatina, al menos, así que por fin había abandonado la sonda

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William realmente estaba mejorando, no tan rápido, por supuesto, pero ya podía comer gelatina, al menos, así que por fin había abandonado la sonda.

También tomaba agua por su cuenta, y había recuperado un poco de peso.

Aún le costaba mucho ponerse de pie, pero su rehabilitación post coma ya no era tan dolorosa.

Su cirugía para tratar el trauma vascular también resultó buena, y notó una mejoría en sus dolores de cabeza y mareos, aunque aún los sentía.

El hospital informó a la fiscalía sobre el inconveniente del trauma cerebral, y que lo más oportuno, era esperar un poco más para que tomaran la verdadera declaración, en la que se decidiría si William iría a prisión preventiva, o estaría en libertad condicional.

La única orden que mandó la fiscalía, fue el tratamiento psiquiátrico obligatorio, para tener certeza sobre la veracidad de la declaración del joven, además de un reporte de seguimiento semanal sobre su estado.

Eso no interfería en los planes de Richard, quien estaba saltando de alegría porque ahora tenía la defensa perfecta sobre las inconsistencias en la declaración de su cliente.

Con el informe sobre el trauma cerebral, derivado desde el día en que Saul estranguló a su esposo, podría justificar la confusión respecto a la declaración de Izzy, cuando visitó a Saul en la prisión, asegurando que William juró, que su esposo no era el asesino.

No solo eso, tambien estaba respaldado por la mentira anterior de William, que días después de la cirugía, corrigió, tras declarar que él fue quien disparó el arma.

Su actitud confundida de ese entonces, le daba un plus al argumento del trauma cerebral, cuya afección, evidentemente, pudo interferir en sus recuerdos del momento.

Y para rematar su beneficio, podrían probar que al menos esos archivos, no fueron alterados por Stradlin, pues quien llevó el caso del estrangulamiento, fue Steven Adler.

Steven también entregó un informe para el caso, en el que afirmaba que la investigación del estrangulamiento, se cerró porque William no quiso hacer la denuncia, y mostró el informe del hospital de ese entonces, como prueba de que no habían detectado esa herida en la laringe.

Hasta ese punto, todo marchaba bien, y con un poco más de esfuerzos, Richard podría probar no solo su inocencia en el caso, sino que podría reducir la sentencia por el delito de complicidad, el único en del que la policía tenía pruebas.

Todo pintaba para bien, solo faltaba que William quisiese colaborar para sacarse de ese problema.

El asunto, era que él no quería.

—Por favor, William, solo escúchame —dijo Richard, frustrado porque debía rogarle a su cliente para que quisiera salvarse.

—Ya te lo dije cientos de veces —habló con su voz ronca, sentado en la camilla y bebiendo un jugo de manzana—. No voy a dejar solo a Saul en esto.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora