75: Cacería.

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Izzy estaba preparando el desayuno cuando recibió una llamada repentina

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Izzy estaba preparando el desayuno cuando recibió una llamada repentina.

Llevaba días desesperado porque no sabía nada de William desde que se fue. Se suponía que se iría solo dos días, y que lo llamaría, pero eso no sucedió.

Buscó día y noche alguna noticia sobre un avión caído, un asesinato en San Francisco, cualquier cosa que le diera paz mental, pero no había nada.

Escuchar el teléfono fue una mezcla entre terror y alivio; de verdad esperaba que le respondiera un forense, y eso lo destruía por completo.

Sin embargo, fue Richard quien le contó sin mucho detalle la noticia, que no era menos abrumadora que la muerte.

Le dijo que William pasó la noche en el hospital, porque le habían dado una golpiza de aquellas, y que al comprobar su estabilidad, salieron en un vuelo privado directo a la fiscalía de Los Angeles.

No dio más detalles, solo dejó implícito que si quería verlo, debía llegar a la fiscalía y esperarlo.

Pensó en cientos de teorías: una pelea callejera, un forcejeo, algún límite que Myles intentó cruzar, cualquier cosa, menos lo que en realidad pasó.

No probó ni un bocado, salió apenas colgó el teléfono y condujo tan rápido como pudo.

Tardó más en imaginarse una explicación, que en llegar al lugar.

Estaba asustado, deseoso de arrancarle la cabeza al mal nacido que hirió a su novio, sin saber aún, que ya tenía cuentas pendientes con el susodicho.

Dio vueltas en el lugar durante horas, sin importarle que los guardias creyeran que era un loco invadiendo el lugar.

No podía dejar de compadecerse por William, solo quería abrazarlo y consolarlo.

Él también debía estar asustado, y suponía que la llegada a la fiscalía, era para denunciar aquel acto de violencia.

Pero que equivocado estaba.

Izzy se encontraba junto a la máquina expendedora, cuando al fin lo vio entrar.

Estaba resguardado por un grupo de policías, de los cuales, dos lo sostenían a cada lado, y lo llevaban casi arrastrando, pues el joven apenas daba un paso.

Iba con la cabeza gacha y la capucha puesta, y lo que llamaba la atención, era que estaba vendado desde el cuello hasta casi el borde de sus pestañas inferiores.

Se veía muy mal, tanto, que Izzy no lo habría reconocido, de no ser por sus mechones naranjas y por el abogado que iba tras él.

Observó cuando sentaron al joven fuera de la oficina del fiscal que llevaba el caso de Bruce, y eso le dio escalofríos.

Se acercó con pasos cautelosos; William seguía con el rostro dirigido al suelo, como si se apenara de que lo vieran.

Izzy creyó que no le dejaría invadir el espacio del joven, pero no fue así, pudo pasarse frente a él y agacharse en cuclillas.

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⏰ Última actualización: May 21 ⏰

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