21: Amor de verano.

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Esta vez, William no se esforzó en ocultar nada, ni siquiera pretendía volver a encerrarse en casa a esperar a que las cosas mejoraran

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Esta vez, William no se esforzó en ocultar nada, ni siquiera pretendía volver a encerrarse en casa a esperar a que las cosas mejoraran.

Tenía un fuerte impulso de salir a la calle y mandar todo a la mierda. No quería rehacer su vida, solo maldecir para dejar de culpar a los demás por sus desgracias, aceptando la responsabilidad de sus acciones.

Culpar a Saul por todo, era de lo más estúpido; en algo tenía razón aquella noche, y es que nada habría ocurrido si William no hubiese buscado a su padre de nuevo, ¿pero cómo podría saber que las cosas terminarían tan mal?
Era cierto que William no hablaba para proteger a su esposo, pero también era conciente de que declarar en su contra, era un castigo para él mismo, porque su destino no sería muy diferente al de Hudson.

Tomó un vaso sobre la mesa de la cocina y lo lanzó hacia la pared, ocasionando que los vidrios se dispararan por todos lados.
Apretó la mandíbula fuertemente, al grado de sentir la presión en sus dientes.
Su odio hacia la vida se acumulaba más y más.

No buscaba la aprobación de nadie, encontraría a Saul y por fin tendría la valentía de partirle la cara.

Pensó en lo idiota que fue por no haberse defendido antes; ya era tarde para poner un alto, pero no para vengarse, y no había nada en el mundo que deseara más que eso.

Si en el pasado no había odiado a su esposo, ahora no tenía ganas de otra cosa que no fuese verlo sufrir y suplicarle perdón. De rodillas frente a él, con los ojos llenos de lágrimas y la voz balbuceante; quería verlo totalmente destruido.

Salió de la cocina, ignorando la presencia de los vidrios rotos, caminó hasta su habitación y de un cajón sacó su tan querido anillo de compromiso.

Aquel símbolo de lo que alguna vez reflejó su amor, se había convertido en un objeto sin valor alguno.

William soltó un suspiro.
Miraba con atención todos los detalles del anillo: era de oro sólido, brillaba y reflejaba todo a su alrededor. No tenía casi ninguna decoración, con la excepción del interior, que llevaba grabada la inscripción "Love you forever".
Negó con la cabeza y soltó una breve risa, le parecía una mala broma que en algún punto eso hubiese significado algo.

Recordó el día en que recibió el anillo; para ese entonces las cosas ya iban mal, pero era tan obstinado a la idea de casarse, que no desaprovechó la oportunidad cuando se le presentó.

Tenía 20 años, casi recién cumplidos.
De vez en cuando Saul era posesivo y celoso, pero Rose no veía eso como un problema mayor, pues siempre le dijeron que los celos en las relaciones eran normales. Sin embargo, ese día las cosas se salieron un poco de control.

Estaban de vacaciones en Florida, no tenían la intención de quedarse muchos días, pues tampoco tenían los recursos para sustentar una vida de ese tipo, pero al menos querían despejarse por un fin de semana.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora