55: A punta de pistola.

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—Entonces

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—Entonces... —la terapeuta hizo una pausa—. ¿Aún no deseas compartir nada con nosotros?

Izzy miró a todos a su alrededor, mientras jugaba disimuladamente con sus dedos para calmar sus nervios.

Quería hablar, pero a la vez prefería callarse y seguir escuchando las demás historias, porque comparado con los otros, lo que tenía por contar daba vergüenza.

—Aún no —respondió.

La mujer asintió, y le dio la palabra a otro miembro del grupo.

Izzy conocía todas las historias al derecho y al revés, y se daba cuenta de que sí había mejoría conforme más hablaban, pero él simplemente no se sentía listo, al menos no del todo, porque lo que no quería, era llorar frente al grupo, aunque en serio necesitaba externar el infierno que vivía.

Escuchó atentamente la anécdota; se trataba de un padre que cada sesión, contaba lo difícil que fue entrar al cuarto de su hija adolescente, y verla muerta sobre su cama, porque se había cortado las venas.

Cada miembro del grupo tenía una historia desgarradora, porque involucraba personas con demasiada cercanía, y en su caso, William no era ni su amigo, ni su pareja, así que sentía que su historia no era tan valiosa por eso.

—Bien —la terapeuta dio un corto golpe con sus manos—. Si alguien más desea compartir algo...

Izzy respiró hondo y decidió ser valiente por una vez.
—Yo... llevo dos meses visitándolo diariamente en el hospital —cerró los ojos y suspiró. 

Los miembros del grupo voltearon a verlo, sorprendidos porque al fin estaba compartiendo algo.

—Él... él es muy bueno, solo que la depresión lo venció —la voz de Stradlin se rompió mientras terminaba la oración.

La terapeuta lo miró comprensiva y asintió.
—¿Quieres contarnos cómo pasó?

—No sé si estoy listo para hablar de ese día, o para hablar de él en general —soltó una corta risa nerviosa—. Pero sé que el proceso es en serio difícil, y que es desgastante preguntarse todo el tiempo qué pasará —suspiró—. Él está muy grave; entró en coma desde que ingresó al hospital, y los doctores no saben si despertará, o si hay un daño cognitivo —se tomó un tiempo para mirar al resto, y en sus rostros pudo entender que su historia no era tan poca cosa como pensaba—. Desde el incidente, solo volví a su apartamento para buscar unos papeles que pidió el hospital, y de paso quise limpiar la sangre que se impregnó al piso, porque si llega a despertar, no quiero que vuelva a casa y vea eso.

—¿Cómo te hizo sentir el estar de vuelta en el lugar del incidente? —la terapeuta arqueó las cejas.

—Fue espantoso —Stradlin se sinceró—. Y sé que sonará raro, pero encontré terapéutico el hecho de limpiar el piso. Debía ejercer mucha fuerza para tallar las manchas, y de alguna manera, me sentí mejor al ver que desaparecían. Al menos un poco, porque el hecho de que la escena esté limpia, no significa que no pasó lo que pasó, y tampoco es una garantía para que despierte —bajó la mirada.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora