31: ¿El amor termina?

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Izzy había tenido una semana difícil; aún continuaba arreglando la carpeta de investigación sobre el homicidio de Bruce, y también se ofreció a ayudar a William en las pruebas de ADN, consiguiendo el permiso desde la jefatura de policía

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Izzy había tenido una semana difícil; aún continuaba arreglando la carpeta de investigación sobre el homicidio de Bruce, y también se ofreció a ayudar a William en las pruebas de ADN, consiguiendo el permiso desde la jefatura de policía.

Su ofrenda hacia Axl no salió precisamente de sus  buenas intenciones;  Stradlin hacía todo lo posible por cortar los lazos con el vedette, pero la situación se dificultaba cada vez más.
Wiliam lo buscaba casi todos los días, y lo entendía. Después de todo, él fue el que alentó al menor a tener una relación, sin considerar que podría cambiar de parecer.

Durante toda esa semana, Stradlin evadió todo tipo de contacto con William, hasta que se le removió la convivencia y aceptó tener una cita en club de patinaje.

Quizá el policía pudo ser claro y decir que sus encuentros ya no serían en el sentido romántico; sin embargo, a Izzy le gustaban los pequeños roces que solían tener, como los besos, las miradas, el sutil coqueteo que nunca avanzaba a más y lo mantenía impaciente.

William le removía algo muy en lo profundo; era instintivo, persistente, y extravagante. La presencia del joven le recorría las venas como un veneno espeso que lo enloquecía. Quería estar con él todo el tiempo, porque su compañía era tan adictiva, que se sentía en el cielo cuando estaban juntos.
Pero su parte más lógica, le decía que era un error enamorarse de alguien como Rose, con esa psique tan delicada que le estallaría de frente en cualquier momento.

William era un sueño; tenía un equilibrio perfecto entre la timidez y la sensualidad; podía pasar de la tranquilidad de una mirada dulce, hasta sus malintencionados besos que más de una vez, intentó llevar hacia otra dirección.

Si bien, era cierto que la atmósfera sexual que había entre los dos disminuyó considerablemente, Izzy aún fantaseaba con el sexo, pero hacía un gran esfuerzo por ocultarlo.

Stradlin odiaba la atracción sexual que sentía hacia el vedette, porque la culpa aparecía en su mente.
Rose tenía problemas sexuales severos, y el policía era conciente de que empujarlo hacia esa decisión, no era lo mas ético que podía hacer.

A veces extrañaba sus encuentros en el cabaret, y esa personalidad excéntrica que no parecía ocultar varios traumas por detrás.
No negaba que el verdadero William también le gustaba, pero de vez en cuando quería algo más que inestabilidad y trastornos mentales.

Cuando dieron las seis en punto de la tarde, el policía salió de su casa para recoger a William.

Aunque tenía un poco de miedo, también le emocionaba el plan que tenían, pues disfrutaba mucho del patinaje desde que era niño, y por más que lo negara, ansiaba compartir más momentos con el joven.

Llegó al apartamento de William y lo esperó en la entrada, nada fuera de lo común.

William apareció pronto, con unos jeans de cuero que tenían una profunda apertura en sus entrepiernas.
Izzy cerró sus ojos al verlo y exhaló de forma audible; la apariencia de Rose no lo ayudaba a fingir que no quería volverse un carroñero en cualquier oportunidad que se le presentase.

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