27: El recuento de amores.

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Wiliam no tenía mucho conocimiento de leyes, y en realidad no sabía siquiera en dónde estaba parado ante la denuncia de Myles; ciertamente tenía miedo por la forma en que se presentarían las cosas, ya que tan pronto como se procesara la denuncia, ...

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Wiliam no tenía mucho conocimiento de leyes, y en realidad no sabía siquiera en dónde estaba parado ante la denuncia de Myles; ciertamente tenía miedo por la forma en que se presentarían las cosas, ya que tan pronto como se procesara la denuncia, la policía iría a buscarlo para llevarlo a declarar ante el fiscal, y entonces ahí empezarían los problemas.

Tenía poco tiempo para encontrar un abogado, y su esfera de conocidos en esa área laboral estaba muy reducida. Aunque no le preocupaba de más, pues tenía en la mira al abogado que trabajó para Alan durante una demanda presentada en el cabaret, en donde se le acusaba de explotación y tráfico de menores.
Irónicamente, pese a que todas las pruebas apuntaban a que Alan había cometido esos crímenes, el abogado ganó el juicio a favor del California Roll, pues sus argumentos se basaron en la Ley de Derechos De La Familia de California, en donde se estipula que un menor de edad mayor de 14 años, tiene el derecho a la emancipación total, siempre y cuando no tenga problemas físicos o mentales que le impidan actuar con autonomía.
Además, se basó en que las reglas del cabaret prohíben el contacto sexual explícito entre los vedettes y sus clientes, por lo que no se catalogaba como crimen por prostitución infantil. Y dado que todos los menores del cabaret estaban ahí por decisión propia, no procedió como trata de menores.

Myles no había demandado al cabaret, porque era todo menos estúpido, sabía que si se probaba que él rompió las reglas de convivencia con el vedette, se le cobraría una multa de 150 mil dólares por daños a terceros. Por esa razón, apuntó por solo denunciar a William, quien le puso las cosas fáciles para ganar el juicio.

Que Myles supiera exactamente bajo qué lineamientos moverse, no era simple casualidad. Él también era abogado, por lo que le llevaba una gran ventaja a Rose; tenía conocimientos del tema, sabía qué leyes esquivar para salir victorioso y tenía testigos del incidente, prácticamente el juicio ganado.

Pero Axl tampoco era tan estúpido; si aceptaba hacerce la prueba psicológica, su oportunidad de ganar el juicio aumentaba exponencialmente, porque traumas sexuales tenía de sobra. Solo necesitaba la prueba de ADN, y si eso resultaba, no tenía nada por perder.

William llamó a Alan tan pronto como fue conciente de la gravedad del asunto; su jefe aceptó comunicarse con el abogado para que tuvieran una reunión en la oficina principal del cabaret, y si el joven tenía suerte, el abogado aceptaría el caso.

Cuando William salió de su casa rumbo al cabaret, no quiso pensar demasiado en qué podría pasarle si el juez lo declaraba culpable. Había huído muy bien de la policía en los últimos años, y ahora caía en un juicio por la razón más estúpida.

Tampoco mantuvo su mente en blanco durante el camino; pensó en Saul y lo muy arrepentido que estaba por acostarse con él la última vez que lo vio.
Intentaba ser más fuerte, pero le costaba mucho mantener su coraje para querer alejarlo. Y ni siquiera era porque aún lo amara, solo que divorciarse significaba tirar a la basura todos sus años de plena juventud que invirtió en su relación.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora