7: El ritmo del deseo.

357 45 118
                                    

—Carajo, me encantas, Axl

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Carajo, me encantas, Axl. En serio me vuelves loco —dijo Stralin, mientras depositaba cortos besos en el vientre del joven, quien estaba parado frente a él.

Lo sujetaba por la cintura, con la suficiente fuerza para dejar las marcas de sus dedos en la piel del joven.

—Tampoco bromeaba cuando te dije que me fascina que hagas esto —gimió.

Ambos chicos llevaban varios días viéndose. Izzy debía hacer muchos recortes de gastos en su vida si quería pasar tiempo con Axl, pues su única interacción se podía dar en el cabaret.

Por parte de Axl, también disfrutaba estar con Stradlin, siempre lo llenaba de halagos que lo hacían sentir mejor.

—¿Acaso jamás podré besarte? —preguntó el oficial, casi con un puchero.

—No, lo lamento. Pero podemos divertirnos de otras formas —sonrió.

—Siéntate en mis piernas —ordenó el policía. William hizo caso y se acercó—. Tienes un cuerpo precioso, no me canso de decirlo. Tu belleza es infernal.

—Eres el único que no me ha comparado con un angel.

—Porque yo si soy original —Izzy bromeó.

—¿Sabes cuántas personas se limitan a decirme que tengo un cuerpo precioso?, ninguna. Solo tú te pones tan romántico.

—¿Qué es lo que te dicen para que te parezca que soy romántico? —depositó un beso en la mejilla del joven.

—No es importante. Ahora solo piensa en nosotros —metió los dedos entre el cabello de Izzy, a la par que hacía un ligero movimiento de atrás hacia adelante con la cadera.

—Es imposible que no piense en ti, me tienes fascinado —lo sujetó de la barbilla, para direccionar su rostro hacia el suyo.

—¿Qué es lo que te gusta de mí? —William sabía la respuesta, pero le encantaba escucharselo decir, porque era alimento para su ego.

—¡Todo! me gusta todo de ti.  Eres lo más hermoso que jamás haya visto; además, eres talentoso, tu voz es increíble. Y amo tu presencia escénica, puedo imaginarte en el escenario de un estadio repleto de gente, solo dispuesta a verte.

Axl soltó una tímida risa. —No juegues así conmigo.

—Casi puedo escuchar a la multitud gritando tu nombre, podrías tener el mundo a tus pies si quisieras.

Axl guardó silencio, imaginó la grandioso que habría sido cumplir ese sueño, pero ya era tarde para eso.

Stradlin metió la mano su bolsillo y sacó un cigarrillo un tanto distinto, que al encenderlo, pudo distinguir ese característico olor.

—¿Es marihuana? —el joven preguntó extrañado.

—Sí —expulsó el humo de sus labios—. ¿Quieres?

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora