26: Inconsciencia.

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—William, no puedes seguir metiéndote en problemas —Stradlin frunció el ceño y elevó su tono de voz—

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—William, no puedes seguir metiéndote en problemas —Stradlin frunció el ceño y elevó su tono de voz—. ¿Tienes idea de lo perjudicial que es para ti tener tantos archivos distintos en plena investigación?

El joven suspiró agobiado, desviando la mirada.
—¿Qué se suponía que debía hacer?, perdí el control, lo admito, pero, ¿cómo habrías reaccionado tú?

—¡Ese no es el punto! —frotó su rostro con una mano—. Pusieron una denuncia por agresión en tu contra, mientras te tienen que investigar por un caso de asesinato. ¡¿Entiendes la dimensión de las cosas?!

Stradlin no ocultaba que estaba furioso; tan pronto como entró a trabajar, se enteró de la noticia y la presunta denuncia hacia el vedette, lo cual no era una buena revelación, porque su expediente se agregaría a la investigación que él mismo debía realizar.

—Tú no lo entiendes, no podrías hacerlo ni aunque te lo explicara cien veces —el joven arrugó la nariz—. Su denuncia procedió, ¿y lo que él me hizo no importa?

—No tienes ninguna prueba de que él te haya agredido sexualmente, pero todos te vieron clavarle el picahielo en la mano. William, esto no es cualquier cosa, ¡No puedes hacer una denuncia así como así!

Rose miró al policía; por un momento mantuvo el semblante serio, pero luego arqueó las cejas y achinó los ojos.
—¿Entonces no me crees?

Izzy exhaló, no quería ser poco empático, pero las cosas con William se hacían más intolerables cada vez.

Se acercó al joven, quien se encontraba sentado en el sofá. Se agachó en cuclillas para verlo desde abajo y puso las manos sobre las rodillas del vedette.
—Claro que te creo, pero no basta con eso. El fiscal reunirá las pruebas y solo encontrará testigos que afirmen que atacaste al hombre.

William negó con la cabeza. —¡Dio una declaración falsa! —exclamó—. Dijo que solo me seguía para entregarme una propina y eso no es cierto —su respiración se aceleró—. Izzy... eso no es cierto.

—Escucha —pausó, antes de ponerse de pie de nuevo—. Será complicado que tu denuncia proceda, no tienes pruebas y... —se armó de coraje para decir la verdad—. Eres un vedette, las cosas no están a tu favor.

William arqueó las cejas; no podía creer que le estuviera diciendo algo así.
Podía esperarlo de cualquier persona, pero no de Izzy. Ya se había convencido de que él era diferente al resto, y que nunca lo culparía por nada, mucho menos por una situación en donde él era claramente la víctima.

—Pero... —su voz se quebró—. Ya te enteraste de lo que pasó, ¿por qué intentas hacerme sentir como si yo fuese un desquiciado que sólo hirió a otra persona sin ninguna razón?

—Porque lo hiciste.

La respuesta de Izzy fue tan simple que el joven se sintió un tanto intimidado.
Comenzó a creer que quizá exageró; tal vez era cierto que la situación no era para tanto, pero en ese instante se sintió tan acorralado, que quiso defenderse.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora