33: Adrenalina.

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—Todos son unos imbéciles —Duff soltó una risa y acomodó su flequillo rubio

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—Todos son unos imbéciles —Duff soltó una risa y acomodó su flequillo rubio.

El joven ladeó una sonrisa y recargó los brazos sobre el respaldo de la silla, empujando su torso hacia adelante.

Acababa de contarle toda su historia con Izzy y cómo se sentía destruido, por iluso.

—Quise creer que había excepciones, pero claramente no —William suspiró.

—Por eso no debiste meterte con un cliente, esos son peores que el resto —rodó los ojos.

—¿Tan mal te parecen? —elevó las cejas.

Duff volteó el rostro y miró a Axl como si quisiera que fuese una broma.
—Sí —obvió—. Estamos rodeados de gente muy... —pensó unos segundos—. Rara.

—Desagradable —corrigió el vedette.

McKagan se mantuvo unos minutos en silencio. Ciertamente no era un tema que le gustara tocar.
—Si los clientes realmente logran incomodarte tanto, ¿por qué saliste con uno? —cuestionó intrigado.

—Ya te lo dije, él en serio me atrajo, porque era diferente al resto. No sé cómo explicarlo, pero en ese entonces se sintió bien trabajar con alguien que no me  objetivizaba tanto.

—Pero... —pausó—. Aún así pedía que te desnudaras, y te tocaba, ¿no es así?

Axl asintió sin emitir sonido alguno.

—¿Entonces qué lo hacía diferente?

El joven analizó lo que escuchó; en retrospectiva, las cosas con Izzy si fueron extrañas desde un inicio.
Se sintió en confianza muy pronto; aunque recordando detalladamente, no le agradaba revivir sus primeras interacciones.

—Creo que tienes razón —apretó los ojos y agachó la cabeza, bastante frustrado—. Fui un estúpido.

Duff soltó una corta risa. —Yo nunca te dije eso.

—No lo hiciste, pero sé que lo piensas —soltó un quejido bajo.

—Si quieres que sea honesto —frunció el ceño—. Tienes un pésimo gusto en hombres.

—Ya sé —soltó un último suspiro.

McKagan comenzó a reír al escucharlo, y pocos segundos después, William se le unió.

Aún recordaba el incidente que hubo en el cabaret hacía meses atrás, en donde el esposo del joven armó un escándalo y una escena bastante denigrante.
Jamás quiso decir nada al respecto, porque no le parecía apropiado meterse en esos asuntos, pero ciertamente sabía que William debía darse un descanso de relaciones.

Duff guardó silencio y pasó un brazo por los hombros de Rose, haciendo un poco de fuerza para acercarlo a su cuerpo, en una especie de abrazo fraternal.
—¿Sabes qué necesitas? —preguntó, denotando suspenso en su voz.

Neon CaressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora