Capítulo VII

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*Capítulo largo*

*Cabe aclarar que yo no tengo mucha idea de cómo jugar Calabozos & Dragones, estuve investigando lo más que pude y así creé la parte del juego*


Liv Buckley

Steve llega hasta la escuela y estaciona el auto. Tomo mi bolso y me bajo sin decir una palabra, al fin y al cabo Robin sabe que no regresaré con ellos. Steve se apresura a salir y me sigue por detrás.

-¿Te vas a ir así nada más?- me grita, ocasionando que algunos chicos nos volteen a ver atentos a nuestra discusión.

-No te preocupes, Steve. No me esperen, estaré en la reunión satánica de mi culto.- No lo volteo a ver en ningún momento. Sigo de largo ignorando las incontables veces que el castaño me llama por mi nombre intentando que regrese.

No llego hasta la sala de audiovisuales. Aún no es hora del juego ni tampoco hay señales del Hellfire club. Me siento en la guarnición de la banqueta de la entrada de la escuela y saco de mi bolso una cajetilla de cigarros. A Robin no le gusta que fume, sin embargo es un hábito que no quiero dejar ya que dependo del tabaco para manejar mi ansiedad. Lo enciendo y le doy una calada dejando que el humo recorra el largo camino desde mi garganta a mis pulmones y de regreso para expulsarlo.

Miro atenta a los chicos que pasan frente a mí. Hay una gran variedad de personas reunidas aquí. Desde guapísimas animadoras con piernas realmente tonificadas hasta nerds de mi club de ciencias que vinieron a rastras de los jugadores de basquetbol con el pretexto de hacerlos populares, aunque en realidad solo los quieren para hacer más ruido que el equipo contrario.

Entre la multitud resalta una mirada peculiar que reconozco al instante. Sus ojos también me encuentran y trota hasta mí con su uniforme de basquetbol moviéndose al ritmo de sus pies. Apago mi cigarro con la suela de mis tenis y lo detengo entre mi dedo medio y el índice. Me extiende los brazos y yo me acurruco en ellos. Lucas por fin ha rebasado mi estatura.

-No podré verte hoy, los chicos me pidieron jugar con ellos- Le digo al separarnos del abrazo. Detesto ser el remplazo de Lucas, me siento mal por quitarle su lugar.

-No te preocupes, está bien.- su sonrisa me tranquiliza. Lucas nunca se enoja conmigo, a pesar de que es de un carácter delicado. -¿Sabes si Max vendrá?- pregunta. Muchas cosas cambiaron desde que los chicos entraron a la preparatoria. Max terminó con Lucas en las vacaciones, y no ha querido hablar del tema. Ni siquiera conmigo.

Niego levemente con la cabeza y él entiende el mensaje. -Me dijo que no tenía ganas de venir.-

-Le di un boleto, pero no lo aceptó- Puedo apreciar a la perfección la tristeza que inunda sus ojos.

-Max necesita tiempo. Lucas. Ha habido muchos cambios; estamos creciendo, algunos se han ido y otros regresan. No podemos seguir siendo los mismos chicos que solían pasar todo el día en el Arcade o en Starcourt, por más que yo realmente lo desee.- Sé que todos anhelamos eso, volver a los viejos tiempos donde nada más que robarle el helado de muestra a Robin y obligar a Steve a dejarnos entrar gratis al cine importaba.

-¡Es hora de calentar, Sinclair!- Una voz familiar le grita desde la entrada de la cancha a Lucas. Ambos giramos la mirada en dirección al sonido proveniente. Jason Carver es dueño de la voz. Lucas asiente y regresa su vista a mí.

-Me tengo que ir, Liv.- Dice.

-Claro, suerte en el partido, espero que ganen.- le doy un último abrazo inundando mis fosas nasales al particular aroma a suavizante de telas que la señora Sinclair suele usar para la ropa de Lucas.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora