Capítulo XXX

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Liv Buckley

Ha llegado la hora del almuerzo, por lo que los nervios de encontrar a Eddie en nuestra mesa, me carcome cada uno de los huesos. He llevado a Billy a conocer a sus maestros y lo he ayudado a ponerse al corriente en las clases que tenemos juntos, ha intentado aprovechar todo el tiempo disponible para las tareas; En verdad, casi no puedo reconocer a éste Billy.

El entrenador le abrió un puesto en el equipo sin dudarlo, pues Billy le dijo lo bueno que era en su otra escuela, además de que él y Jason encajaron a la perfección, algo me dice que tendré que convivir en repetidas ocasiones con él; Billy comenzará a practicar mañana.

Al llegar a la cafetería, mi vista se clava en la ausente presencia del pelinegro, no está sentado en su respectivo lugar, por lo que dudo que venga en algún momento del día. Regresando a mi al rededor, la vista de más de la mitad de los estudiantes se enfoca en el chico a mi lado y su mano entrelazada con la mía. Automáticamente las chicas me miran con recelo balbuceando cientos de cosas que imagino deben de ser a nuestro paso.

-¿Dónde te sientas?- me pregunta antes de caminar. Dudo por un segundo en si deba ser correcto llevarlo a la misma mesa que Eddie, pero lo analizo, sí no lo hago, todos se darán cuenta de que ocurre algo, especialmente porque mi hermana y Steve ya se encuentran sentados junto con los demás. Lo guío hasta la mesa del Hellfire club hasta llegar frente a mis amigos.

-Es un placer verte de nuevo, Billy- saluda mi hermana. Él le sonríe con la cara llena de serenidad y le muestra los dientes.

-Para mí igual lo es; veo que han crecido, chicos- comenta hacia Dustin y Mike. Ambos se miran extrañados por la gentil actitud con la que mi novio les habló; en otro escenario, los hubiera insultado con cualquier mínimo defecto sin dudarlo. Quizás Billy sí extrañaba Hawkins.

-Uh... sí, hemos crecido...- responde Dustin aún sin comprender el comportamiento de Billy.

-Qué bueno verte, amigo- esta vez se dirige a Steve. Él no cae a sus encantos, por lo que se mantiene con la frente arrugada atento a cualquier apuñalada que Billy pueda soltar.

-Lo mismo digo, amigo- responde el castaño a regañadientes. Billy le dedica una sonrisa y me preparo para hablar.

-Billy, ellos son Gareth, Josh y Michael, son parte del club- presento al rubio con los tres chicos desconocidos a un lado de Mike y Dustin. Ellos le sonríen amistosamente y Billy les regresa el gesto.

-¿Cómo están, chicos?- saluda Billy. Los tres responden lo mismo y acto seguido, tomamos asiento a un lado de Max.

-¿Dónde está Eddie?- pregunto a la mesa.

-Dijo que no se sentía bien, así que regresó a su casa. Gareth y yo iremos a dejarle las tareas por la tarde- responde Josh. Asiento aliviada de que saber su paradero a lo que Robin me mira compadeciente; Debo lucir tan de la mierda para que sienta tanta lastima por mí.

No puedo evitar inquietarme por el estado de Eddie; debe estar decepcionado de mí, ver a Billy besarme, debió destrozarle el alma, y Justo ahora, pensar en que probablemente está maldiciendo a los cuatro vientos la hora en la que cruzamos palabra por primera vez, me apuñala sin parar el interior. Necesito ver a Eddie, correr a sus brazos y pedirle que nunca me suelte, decirle que de quien estoy enamorada es de él; mis brazos urgen de su cintura y mi olfato de su aroma. La paz que me transmite con la mirada está ausente en este momento, y temo que, si sigo añorando todo lo que es Eddie, no podré seguir conteniendo romper en llanto delatándome ante todo mundo en la mesa.

Los chicos intentan incluir a Billy en su conversación, a excepción de Steve, es el único que se percata de las miradas llenas de complicidad que mi hermana y yo nos dedicamos; al salir de la escuela, no nos lo quitaremos de encima, estoy segura.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora