Eddie Munson
-No creí que fueras fan de ABBA- dice Liv en cuanto nos separamos por completo y comienza a sonar "I have a dream".
-No lo soy; algunos son de mi tío- señalo los discos en la caja -Y lo mismo digo de ti. Jamás imaginé que la ruda, de caparazón de metal de Liv Buckley cantara a todo pulmón Angeleyes- y es cierto; al mirar la apariencia de la castaña frente a mí, lo último que piensas es que en su cabeza suena cualquier canción de ABBA.
-Cuando era niña, mi papá solía poner todos los días al menos una canción de ABBA; Robin las detestaba, pero yo amaba que me cargara entre sus brazos y me cantara Mamma Mia! En la cara- Liv se dirige al tocadiscos y baja el volumen. Mira de nuevo la portada del álbum y sonríe recordado la escena que me acaba de describir. Estoy seguro de que Robert también es gran fanático de su hija cantando las canciones de su infancia.
-Creo que ABBA comenzará a ser mi grupo favorito- comento caminando hacia ella para luego sostener su mano y llevarla a mis labios depositando en el dorso un dulce beso. Liv observa con atención mi acción y sonríe cuando siente el contacto de mis labios; Las mejillas se le sonrojan por centésima vez en el día y regreso su mano a la madera donde estaba apoyada.
-A lo que vinimos- deja el empaque del disco sobre la cajonera en la que está el tocadiscos y camina hacia su mochila que dejó sobre mi cama al entrar. La abre y hurga por unos segundos hasta que de ella saca aquella bolsita de hierba que reconozco perfectamente. Esa cosa ha tenido grandes paseos por parte de Liv los últimos días.
-¿Estás segura que quieres hacerlo?- le pregunto antes de que ella saque de la bolsita una pizca entre sus dedos y se la lleve a la nariz para olerla.
-No, pero la mayoría de veces, nunca estoy segura de mis decisiones y resultan buenas, así que, hagámoslo- me extiende la hierba y yo la tomo con mi mano. Me dirijo al cajón del buró al lado de mi cama y de él saco lo que necesito para hacer un porro de marihuana.
Me siento en la silla frente a mi escritorio y comienzo con el procedimiento. Al final, hago dos, uno para ella y uno para mí. Se lo extiendo y al tomarlo, ella lo mira con extrañéz; estoy seguro de que nunca antes había visto uno así de cerca.
-¿Se supone que lo fume como un cigarrillo normal?- pregunta aún analizando el rollito de marihuana en sus dedos.
-Sí, así mismo- le ofrezco encenderlo y ella acerca su rostro al encendedor. Lo enciende y da su primer calada. La miro atento esperando la reacción que tenga al distinto sabor del tabaco al que está acostumbrada. Su expresión es neutral, saborea el humo sosteniéndolo en sus pulmones un par de segundos para luego expulsarlo.
-No se siente tan diferente como el tabaco- comenta llevándose de nuevo el porro a su boca dando su segunda calada.
-Calma, ve despacio. Que no sientas nada ahora no significa que no tendrá efectos después- enciendo mi porro y ella obedece mi consejo. Me acuesto en la cama recargando mi cabeza sobre mis brazos y Liv también se acuesta; Recarga su cabeza en mi estómago y sigue fumando. Le acaricio el cabello con mis dedos mientras doy mi primer calada.
Justo ahora le ruego a Dios y a todos los seres encargados del universo quedarme así con mi chica para siempre.
-Estás completamente drogada, Liv- luego de esos dos porros, ninguno sintió efecto alguno, por lo que Liv me ordenó hacer más.
Ella se levanta de mi estómago y me mira con una mueca que nunca había visto en ella. Sus hermosos ojos café contrastan a la perfección con el rojo del efecto de la marihuana. Su sonrisa apenas marcada en su rostro hace un juego con sus mejillas sonrosadas por el calor que le provocó el fumar tres porros.
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𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏
FanfictionElla solía tener su futuro minuciosamente planeado, cada detalle, cada día de los próximos cinco años perfectamente previsto. Él, por su parte, solía vivir la vida a como el destino le acomodara. No tenía la misma visión del futuro, por lo contrari...