Capítulo XLV

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Lunes, 14 de Abril de 1986

Liv Buckley

Ha pasado un mes desde aquella fiesta en la casa de Martha, y las cosas entre Billy y yo han ido de mal en peor.

     Ya no pasa por mí todas las mañanas para irnos a la escuela; me evita cada que estoy con Steve o mi hermana y cada inusual vez que nos vemos después de la escuela peleamos. A él no le parece que se tutora de Eddie ni que tampoco prefiera quedarme a estudiar para el examen que es en unos días en lugar de acompañarlo a fiestas, a las que claramente no me corresponde asistir.

     Cuando estamos en la escuela, es distante conmigo, incluso parece que ya no estamos juntos. Cada día le resta importancia a como me haga sentir su indiferencia, y a éste punto, a mí también no me causa relevancia.

     Al principio, días después de lo sucedido en la fiesta, no me hablaba para nada; el lunes lo esperé para irnos a la escuela y hablar sobre lo que había pasado el viernes anterior, pero nunca llegó, tuve que empacar mi vergüenza e irme en el autobús escolar.

Cuando llegué, me ignoró mientras se iba con sus estúpidos amigos al entrenamiento; Max me dijo que había estado de mal humor todo el fin de semana y que apenas salió de su habitación. No comprendí nunca porque, y hasta la fecha sigo sin hacerlo. Se supone que quien debería tomar esa egoísta actitud debería ser yo, en cambio, le rogué durante una semana para que me volteara a ver, pero cuando se volvió tan testarudo para darme la espalda cada que nos cruzábamos por los pasillos, comprendí que esto había acabado, sin embargo, ninguno de los dos ha dicho nada oficial respecto a ello. Estoy segura de que él no ha hablado porque muy en el fondo cree que hay una última oportunidad para ambos, por mi parte, lo dudo; podría hacer un desastre en nuestras vidas, más no será ahora. Necesito concentración absoluta por los próximos dos días, inclusive, hoy será la última reunión de estudio que tendré con Eddie; se aproxima un importante examen que definirá su calificación semi final de ciencias, por lo que debemos concentrarnos en ello.

Mi relación con Eddie, en cambio, ha ido mejorando. Intentamos no sobre pasar el límite que establecimos para no crear malos entendidos desde el inicio, y para ser sincera, ha ido de maravilla. Nunca charlamos sobre todo lo que me dijo en la fiesta de Martha, tampoco me correspondía poner el tema sobre la mesa cuando él no daba ni un más mínimo indicio de querer tocarlo, y a veces, hasta llego a creer que lo ha olvidado por completo por lo ebrio que estaba, y por el bien de ambos, de verdad espero que así sea.

Días después, me enteré que tuvo una aventura con Miranda Scott, una bellísima porrista de cabello negro y piernas preciosas que siempre está con Chrissy Cunningham; no puedo mentir con que no sentí un pinchazo en mi interior al estar al tanto de lo sucedido, Steve y Robin tuvieron de primera nota todo lo que me hizo sentir, sin embargo, con los días le fui restando importancia, pues entre mas dejara que eso visitara mi cabeza, peor me sentiría, y vaya que funcionó esfumar con todas mis fuerzas lo que pasara con Eddie fuera de nuestra relación de estudio, ahora es más llevadero tenerlo a centímetros de mi todas las tardes al salir de la escuela y no solo en el almuerzo.

No me he atrevido a preguntar si hay algo más entre ellos, pues si la respuesta es la que no quiero escuchar, me va a doler como el infierno; por el contrario, prefiero crear telarañas en mi cabeza al mirarlos charlar en los cambios de clase o al finalizar el almuerzo, telarañas que Nancy me quita enseguida, pues desde que Jonathan me dejó a su cargo, ha estado más al pendiente de mí que nunca, encargándome tareas del periódico escolar que me obliguen a pasar tiempo con ella, y me ha servido a olvidarme un poco de lo que pasa con Billy; cuando no estoy estudiando con Eddie, estoy con Nance, pues ambas nos hemos dedicado por tiempo casi completo al examen de admisión; estar con ella lo hace más llevadero.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora