Martes 02 de Marzo de 1986
Liv Buckley
Hoy me siento más del infierno que de costumbre. El peso de mis mentiras me invita a quedarme recostada todo el día en mi cama ignorando todos los embrollos que he causado. Mi alarma suena, pero yo ya estoy despierta desde hace un par de horas; El remordimiento no me dejó cerrar los ojos en la noche, y cuando lo hacía, la imagen de Eddie y Billy me atormentaba obligándome a seguir despierta para no verlos, aunque daba exactamente lo mismo, porque me auto reprochaba lo cruel que he sido.
Termino por darme el valor de levantarme; Tal parece que el clima se puso de acuerdo con mi humor, ya que al mirar hacia el exterior de mi ventana, decenas de nubes amenazando con estallar hacen juego con el grisáceo color que el cielo ha adoptado.
Voy directo al baño a hacer mi rutina de todos los días y cuando regreso, elijo lo que me pondré; básicamente, lo de siempre: jeans rotos con la camiseta del Hellfire club que los chicos me obsequiaron. Me encimo una chamarra de mezclilla con tela apeluchada por dentro y camino a mi tocador para maquillarme; hoy tengo mis ojeras más marcadas de lo habitual, por lo que aplico suficiente corrector para que nadie comience a hacer preguntas sobre su estado.
Cuando estoy lista, me cargo la mochila que preparé anoche y me dirijo hacia la cocina. Tengo tiempo de sobra, por lo que hoy podré darme el lujo de comer más de una mordida de pan tostado con mermelada.
-Buenos días, mi amor- me saluda mi mamá en cuanto llego a la mesa. Le doy un beso en la mejilla y apenas le sonrío.
Llego hasta la cafetera, me sirvo una taza y la bebo al instante importándome muy poco que la lengua me quedará doliendo el resto del día por lo caliente que está; espero que pueda hacerme despertar, de lo contrario, en cualquier segundo mi cara se estampará contra el pupitre de la clase de historia.
-Ayer fui al super mercado por unas cosas que me hacían falta para la cena, y me encontré con Dustin y Mike, me dijeron que estabas con Eddie Munson, hacían algo de ese juego que tanto les gusta- Comenta mi mamá. Enseguida trago el gran bocado de pan tostado que previamente me eché a la boca y me limpio las comisuras de los labios con el dorso de mi mano para luego inspeccionar el rostro de mi mamá mientras termina de rebanar un poco de fruta para el resto del día.
-Sí, estábamos iniciando la campaña del mes que entra de D&D- Te va a crecer la nariz como a Pinocho, mentirosa. Me regaña mi subconsciente.
-Últimamente pasas mucho tiempo con ese chico...- Estoy segura que justo ahora me va a arrojar la bomba de que debo elegir bien a mis amistades para no terminar mal y toda esa mierda que el padre de la iglesia suele meterle en la cabeza a mis padres. -No me molesta, es una gran señal que estés fuera de casa relacionándote con alguien más que los Wheeler, tu hermana y Steve, como tanto te pedíamos tu papá y yo, pero, ¿Eddie Munson, hija?- Le pongo los ojos en blanco y me levanto de la silla en donde estaba cómodamente descansando mi trasero.
-Eddie no es para nada como todos dicen, mamá. Él es un buen chico, y si se dieran el tiempo de conocerlo, quedarías completamente fascinada...- mi papá va entrando a la cocina terminando de hacer el nudo de su corbata de lino azul marino. -Como papá, él sí que quedó flechado por Eddie- Papá abre los ojos tanto como pueda y mira a mamá esperando que su reacción no sea como la del dragón hambriento que custodiaba a la princesa Magnolia del reino de los Bárbaros hacia el pobre Josh.
-Robert...- le llama la atención mi mamá colocando una mano en su cintura, dándonos a entender que está molesta.
-Lizzie, por favor, ese chico es genial- se justifica mi papá. -Además, ¿Qué no estás fastidiada de Dustin y Steve en la casa? incluso Robin comienza a hartarme, es momento de que Liv se largue de aquí, que conozca gente que no tiene nada que ver con su círculo de amigos- Papá por fin ha ganado la batalla entre él y su nudo de corbata. Se pone su saco color negro finamente planchado por mi madre y se acerca a ella para abrazarla.
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𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏
FanfictionElla solía tener su futuro minuciosamente planeado, cada detalle, cada día de los próximos cinco años perfectamente previsto. Él, por su parte, solía vivir la vida a como el destino le acomodara. No tenía la misma visión del futuro, por lo contrari...