𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏

Capítulo XIV

Eddie Munson

¿Qué mierda acabo de hacer? ¿Fue demasiado pronto? No quiero que las cosas se vuelvan incómodas entre Liv y yo, soy tan idiota por besarla; siempre cedo a mis impulsos, y ese es mi maldito problema de toda la vida.

Los nervios que me carcomen hasta las entrañas me hacen perder la razón, sin embargo, me obligo a seguir consciente; no quiero chocar mi camioneta, mucho menos morirme, no ahora que besé a Liv.

Le pediré disculpas mañana; ella debe estar tan confundida como yo. Le pediré que olvidemos lo qué pasó, pero, ¿cómo diablos voy a olvidar aquel beso que deseé tener desde que la vi junto con el montón de nuevos en la explanada de la escuela el primer día de clases?

Estaciono la camioneta afuera de mi remolque y bajo de ella para ir directo adentro. Camino a pasos firmes a mi habitación y cierro la puerta detrás de mí. Ni siquiera me doy cuenta si mi tío está en la casa o ya se ha dormido, y sinceramente, me da lo mismo. La sensación de sus labios se repite una y otra vez en mi cabeza. Liv ha tomado todas sus cosas y se ha mudado a mi mente para quedarse por un buen rato. No otra vez, por favor no.

Lunes, 01 de Marzo de 1986

Liv Buckley

Mi cabeza aún intenta asimilar qué demonios pasó anoche. Apenas dormí; al cerrar los ojos, veía aquel rostro de Eddie Munson estando tan cerca del mío. Sentía sus labios, sus manos acorralando mis mejillas y su respiración al ritmo de la mía. ¿Lo peor? lo peor era que yo no hacía nada para detenerlo.

-Dios, ¿por qué?- Dios ahora mismo debe estar intentando darme de bofetadas por ser tener tan mínima resistencia a tan evitable movimiento.

Me froto las manos en la cara intentando despejar mi mente de Eddie pero no puedo. La culpa de haber engañado a Billy me chupa la sangre como vampiro.

Quizás el agua helada de la mañana me haga aclarar mi mente, así que lo primero que hago al levantarme de la cama, es ir directo al baño.

De verdad espero que el ambiente entre Eddie y yo no se vuelva incómodo, menos hoy. Básicamente obligué a Steve a sentarse en nuestra mesa. No soy hábil disimulando; mis expresiones faciales no se ponen de acuerdo con mis palabras y eso me delata en un segundo.

Regreso a mi habitación y busco la ropa que me pondré hoy. Mi mente está confundida, por lo que no tengo claro que es lo que debo usar. Lo de siempre es buena opción, prefiero no quebrarme la cabeza intentando combinar ropa; es el problema menos insignificante de hoy. Tomo unos jeans de mezclilla y una camiseta gris, me pongo mis Converse blancos y me siento en el banquito de mi tocador para comenzar a maquillarme.

¿Y sí Eddie intenta besarme de nuevo? ¿Y sí lo hace frente a todos? Todos incluidos mis amigos que saben sobre mi relación con Billy. Mierda, mierda, maldita mierda.

Ahora mismo me siento como la persona más despreciable del planeta. No solo le fui infiel a mi novio, sino que también fantaseo con hacerlo de nuevo. Tengo que decírselo a Billy, esto no me dejará dormir el resto de mi vida. Pero no ahora, por teléfono no; no tengo idea de cómo reaccionaría, y si es de la manera en la que no quiero, necesito tenerlo de frente para intentar calmar lo que estúpidamente ocasioné.

Torpemente me termino de poner máscara de pestañas y bajo a desayunar algo. Por la manera en que mi cabeza se nubló, ni siquiera me di el lujo de perder tiempo, por lo que es buena hora para comer algo.

-Buenos días, cielo. ¿Cómo te fue ayer?- dulcemente me saluda mi mamá. Robin no ha llegado, solo estamos ella y yo en la cocina.

-Bien- apencas contesto. No puedo ni siquiera sostenerle la mirada; Estoy tan avergonzada con todo el mundo.