Capítulo XXXVIII

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Liv Buckley

     -Liv, aquí Dustin, ¿Me copias?- la voz del peli rizado debajo de mi cama me despierta del agarre de los fuertes brazos de Billy sobre mi cintura. Al abrir los ojos, recuerdos de hace unos instantes me vienen a la cabeza, una y otra vez se repiten nuestras agitadas respiraciones que se mezclaban reproduciendo un obsceno sonido en toda mi habitación. -¿Liv? ¿Me escuchas?- repite. El sonido del Walkie-Talkie despierta a Billy; me intento levantar para apagarlo pero sus brazos me lo impiden atrayéndome de regreso a la cama.

     -Tengo que contestar...- me esfuerzo por ponerme en pie pero es inútil, Billy es mucho más fuerte que yo.

     -No lo contestes, regresa conmigo...- pide en un puchero con la voz adormilada. Ágilmente logro escurrirme de su agarre y me arrodillo sobre el suelo para estirar mi brazo al interior del oscuro y tenebroso rincón de las pesadillas de mi hermana a los cinco años.

      -¿Liv? ¿Estás ahí? Es urgente...

     -Sí, sí, aquí Liv, ¿qué sucede?- me reincorporo poniéndome de rodillas e intento acomodar mi cabello para sacarlo de mi cara pero cuando estoy por mover el último mechón, la mano abierta de Billy regresa de nuevo el desastre a mi rostro; Le saco la lengua a lo que él ríe.

     -A las 7:00 tenemos reunión en el club, es urgente que vayas, hablaremos de la campaña, cambio.- informa. El irritante sonido que hace sus boca al masticar me provoca escalofríos, debe estar comiendo alguna galleta de las que hornea su mamá cada inicio de semana para alentar a su pequeño a ir a la escuela.

     -¿A las 7:00?- miro el reloj al lado de mi cama; son las 6:00.

     -Correcto, ¿cuantas veces tengo que repetirte que debes decir "cambio" cuando termines de hablar? Cambio.

     -Sí, lo siento; los veo allá, cambio y fuera.- apago el aparato y lo regreso a su lugar. Me levanto, dándome cuenta de que estoy aún desnuda; cubro mis pechos con mis antebrazos mientras que Billy se ríe de mi pudor; estira la mano para jalarme por una pierna hasta llevarme encima suyo.

     -¿Vas a ir?- pregunta llevando mis labios a los suyos.

     -Sí, tengo que ir, es importante.- apoyo mis manos a cada lado de su cabeza para no caer en él.

     -Pueden arreglárselas sin ti, preciosa, estoy listo para un segundo round...- baja sus manos a mi cintura haciéndome cosquillas que se reproducen en mi vientre.

     -No puedo, tengo que ir, Billy.- detengo sus manos juguetonas y las regreso a los costados de su cuerpo impidiéndoles que me sigan tentando a cabalgarlo sin preocupación alguna de que posiblemente mi hermana ya haya llegado a casa.

     Me quito de encima y corro a mi closset por ropa interior limpia; elijo un conjunto de algodón negro con detalles en encaje fino que mamá me compró hace unas semanas. Billy, al verme en lencería, se apoya en sus codos apreciando con perfección cada detalle de mi cuerpo.

     -Vístete antes de que no tenga piedad y te rompa ese bonito conjunto al igual que tus piernas, por favor.- ordena con una voz severa que me eriza la columna; asiento firmemente con la cabeza y saco un par de jeans de mezclilla con una camiseta roja tipo Polo y me visto al instante.

     -Puedes acompañarme si quieres...- me pongo de rodillas a su lado acunando sus rosadas mejillas en mis palmas para finalizar mis palabras en un tierno beso que él oscurece con su mano apretando mi trasero. -¿Podrías dejar de convertir todo lo que hago en algo sexual?

     -La respuesta a ambos es no, gracias.- me acerca a su regazo y me hace sentarme sobre él de nuevo. Entrelaza sus manos con las mías y luego me abraza por la cintura, todo esto sin despegar sus labios de los míos.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora