Capítulo XXIII

557 58 4
                                    

Liv Buckley

Son las 4:00, por lo que debo apresurarme si quiero estar lista antes de la cena. Le pedí ayuda a mamá para el peinado característico que lleva Holly Golightly; llega enseguida y comienza a cepillarme el cabello.

-Espero que te diviertas mucho esta noche, mi amor.- dice mi mamá mientras pasa con delicadeza el cepillo sobre un delgado mechón de mi cabello.

     -Lo haré, mamá. De verdad quiero salir con Eddie.- la claridad ha llegado a mi mente, y, aunque sé lo difícil que será para Billy, creo que me por primera vez estoy pensando más en mi felicidad que en la de él.

Antes de cruzarme con Eddie, mi corazón se mantenía estático, no había razón más para ir a la escuela a excepción de entregar mis perfectas notas y editar un nuevo volumen del periódico escolar. No me había divertido tanto como aquella noche en el escondite, también se sintió increíble la culpa de la adrenalina que habló por mí las veces que lo besé; Quizás sea momento de un nuevo comienzo con él.

Sé que no es justificación, pero desde lo que sucedió con aquella chica el segundo año desde que comenzamos a salir, todo se volvió diferente, no fue lo mismo, y aunque traté de ponerme la venda en los ojos cientos de veces, el remordimiento de ser tan estúpida continuaba.

Billy tiene más razones para venir, una de ellas es comenzar una buena relación con Max; hace un par de meses me dijo que el tema lo atormentaba día y noche, por lo que quería tachar eso de su lista de cosas por hacer en el pueblo.

Voy a hablar con él, y aunque temo por su reacción, me asusta más quedarme en una relación rutinaria y sin chispa el resto de mi vida como los señores Wheeler, o así me lo describió Nancy la noche que terminó con Steve.

Mi mamá tarda veinte minutos en terminar por completo mi peinado, por lo que la espalda me punza y la cabeza me pica; debe ser por el spray con el que me blindó el cabello. Ni siquiera una gran tormenta podría deshacerme éste tan incómodo chongo.

Cuando Robin entra a mi habitación, insiste en ayudar a maquillarme, a lo que yo me niego rotundamente; Robin se pica los ojos cuando se pone máscara de pestañas, así que ni siquiera lo voy a considerar.

Decido producir más mis ojos. Pongo un poco de sombra rosa pastel sobre mi párpado y me tapizo las pestañas de máscara; el rubor hoy va a protagonizar mi rostro, por lo qué paso varias veces la brocha para intensificar el color. Los característicos labios rojos de Holly no pueden faltar, así que me tomo el tiempo adecuado para no salirme del borde, tal cual niño que colorea con un crayón su dibujo. Aunque, ahora que he acabado y me quedaron perfectos, me doy de topes, ya que en la cena, todo esto se habrá ido en la servilleta con la que me limpiaré la boca.

Dejo el vestido para el final, por lo que cuando estoy con mi maquillaje y peinado terminado, corro a mi closset donde ya se encuentra finamente planchado; los guantes también están lisos, pero no me los pondré aún. Deslizo el vestido por mi cuerpo pidiéndole a mamá que me ayude con el cierre en mi espalda; me termina de acomodar el terminado del vestido y cuando estamos seguras de que estoy casi completa, me deja ver en el espejo.

-Vaya...- apenas digo. Me veo como una persona completamente diferente; los restos de Liv Buckley se han esfumado. No tengo idea de quién es la que está parada ahí apreciando lo bien que luce su trasero con ese vestido negro hecho a su medida, pero me fascina.

-Luces increíblemente hermosa, cariño.- me halaga mi mamá abrazándome por los hombros. Le sonrío mediante el espejo y cuando por fin caigo en cuenta de que realmente soy yo, salgo de mi trance para ponerme mis pantuflas; definitivamente no voy a usar esos tacones que me lastiman hasta el alma en un innecesario tiempo. Cuando nos vayamos subiré a ponérmelos.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora