Capítulo LXIX

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Liv Buckley

     -Mierda...- El sonido de la alarma de Eddie nos despierta al instante. Se estira para apagar el reloj mientras que mis ojos poco a poco de van acostumbrando a la luz del día.

     -¿Qué hora es?- murmuro al instante en que diversos recuerdos de hace un par de horas invaden mi cabeza.

     -Las 12:30.- responde regresando a mí. Me da un beso en los labios y me sonríe cuando ambos tenemos lo mismo en la cabeza. Toma mi mejilla con una mano y vuelve a besarme de una manera tan descaradamente inocente.

     -Tenemos qué irnos, Félix podría despertar en cualquier momento.- me separo de Eddie y le arrebato la sabana de la cama para envolverme en ella, dejándolo a él en completa desnudez.

     Me ruborizo al darme cuenta y mientras camino a su armario, hago todo lo posible por no mirarlo. Eddie sonríe burlándose al efecto que ha causado en mis mejillas. Sigue mis pasos y mientras busco algo qué ponerme, el abre un cajón de la parte baja del armario y saca un par de jeans de mezclilla que no recuerdo haber dejado aquí.

     -Los dejaste la primera vez que te quedaste a dormir.- ahora lo recuerdo. -Puedes usar una de mis camisetas; debajo de los jeans hay un conjunto de lencería nuevo y limpio que te compré hace unos días.- Eddie me guiña el ojo y me da un beso en el cuello para luego, tomar su ropa y vestirse.

     -Gracias.- Sonrío al ver la ropa de encaje rosa pastel que eligió tan a propósito para mí; le doy la espalda y me pongo la ropa interior lo más rápido que mis brazos permiten. Me giro para que pueda apreciar su compra y al verme, su quijada choca contra el suelo,

     -¿Esperas que no te arranque eso a mordidas?- sigue apreciando mi cuerpo. Sonrío con el rostro acalorado y jugueteando, le modelo como si se tratase de una pasarela de Dior.

     -¿Cómo supiste mi talla de sostén?- eso me da mucha curiosidad, pues siendo tan despistado, no creo que debió recordarlo, mucho menos cuando jamás le he compartido ese dato.

     -Conozco a mi novia.- me sonríe con la mirada llena de picardía, vuelve a guiñar su ojo y antes de pasarme de largo para ir al baño, me da un corto beso en los labios.

     Me pongo los jeans, elijo la primera camiseta que mis manos logran tomar del cajón del armario de Eddie y me la pongo. La portada del reciente álbum de Megadeth está estampada en mi pecho; la fajo por dentro de mis jeans para que no luzca tan grande y adorno mi cintura con un cinturón de cuero de Eddie.

     Cuando ambos estamos listos, nos dirigimos a la van; Eddie enciende el motor y después de un rato, emprendemos camino directo al hospital. No queda muy lejos, por fortuna, está relativamente cerca.

     Las voces de The Go-Go's amenizan el viaje, y en lo que yo canto a todo pulmón y Eddie se ríe de mi gran talento para desafinar, llegamos a nuestro destino.

     Estaciona cerca de la entrada y cuando apaga la camioneta, salimos emprendiendo un paso ligeramente veloz hasta introducirnos al edificio.

     Corremos a la sala de espera encontrándonos con nuestros amigos.

     -¿Alguna noticia?- pregunta Eddie a Jenna en cuanto llegamos a su lado. Ella niega con la cabeza con una expresión neutra, lo que significa que no hay peligro por el cual temer.

     -Supongo que no tarda en despertar.- comenta al estar todos sentados.

-¿Familiares de Félix Miller?- Justo cuando me he acomodado en el asiento al lado de Max, una enfermera de cabello negro hace presencia frente a nosotros. Nos levantamos enseguida y Eddie levanta la mano junto con Jenna. -Ha despertado, pueden pasar a verlo, solo háblenle tranquilamente e intenten no exaltarlo.- Todos nos miramos entre sí, acordando que seguiremos los pasos de la enfermera.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora