Domingo, 20 de Abril de 1986
Liv Buckley
Estoy a punto de levantarme de la cama; hoy es domingo de ir a la iglesia, y si quiero que papá conserve el permiso que le prometió ayer a Eddie para ir a verlo tocar con su banda, más vale que esté más que lista dentro de una hora.
Sin pensarlo más, pongo los pies en el suelo y corro al baño para cepillar mis dientes antes de que la tentación de regresar a la cama se apodere de mí.
Al regresar, elijo lo que me voy a poner. No está en mis planes pelear con mamá o papá por los vestidos tan "tristes" para la iglesia por los que protesto cada domingo, así que dejo el camino libre por la paz en un vestido de tirantes y hasta la pantorrilla con diseño de cuatros azul cielo con blanco; le encimo un ligero suéter de punto beige y en mis pies, calzo unos Converse. Estoy segura de que Robin también usará los suyos, por lo que mis padres no tendrán objeción para prohibirnoslos.
Ato mi cabello a una coleta alta y maquillo un poco mi rostro. Tomo mi bolso que preparé hace un rato, me doy un último vistazo al espejo y salgo de mi habitación para correr directo a mi familia que ya deben estar esperándome en la sala.
Al bajar a la sala, las únicas voces que mi oído alcanza a distinguir, son las de mis padres; Robin aún no debe estar lista.
-Te ves muy bonita, mi amor.- saluda mi mamá en cuanto me ve. Le agradezco con una sonrisa para luego, besar dulcemente su mejilla ligeramente coloreada con un rubor en tono durazno.
-¿Robin aún no baja?- pregunto al confirmar su ausencia. Mamá niega con la cabeza y papá suelta un bufido; su mayor enemiga es la impuntualidad, cosa que, mi hermana, posee con gran orgullo.
-Sí que tienes ganas de ir con Eddie.- comenta papá, refiriéndose a la rapidez con la que me preparé para ir a rezarle al señor.
-Acostúmbrate, Robert, esto será cada domingo.- le doy una palmada en el pecho a mi papá y me encamino al exterior de la casa para esperar a Robin en el auto. De reojo, puedo notar la seriedad instantánea con la que adorna su rostro.
Robin no tarda mucho, pues apenas han pasado un par de minutos cuando el resto de mi familia ya viene camino a mí para emprender rumbo a la iglesia.
-¿Qué pasa con Steve?- pregunto a mi hermana en un susurro apenas audible hasta para nosotras. No quiero que mis padres nos cuestionen respecto al tema, suelen ser un poco insistentes por saber el trasfondo de lo que sucede en nuestras vidas.
-¿De qué hablas?- los nervios la traicionan haciéndose presente en el apresurado movimiento de una de sus piernas.
-Deja de hacerte la tonta, Robin, sabes bien de lo que hablo.- exijo.
-Escucha, no me corresponde a mí decir nada de Steve, deberías preguntarle a él qué sucede.
-Ya lo hice, ¿y sabes qué hizo? Me mandó directo y sin retorno a la mierda. Hoy voy a averiguar que es lo que se están guardando, y más vale que no sea algo grave, Robin Buckley.- mi hermana a partir de ese momento, se vuelve una tumba. No dice nada durante el resto del camino, no emite ningún sonido, ni siquiera el que provoca la respiración. De vez en cuando, tengo que inspeccionar que es real y no mi imaginación, pues el silencio que la envuelve, es impresionante.
Al llegar a la iglesia, papá estaciona el auto entre una pick-up amarilla y un Cadillac azul rey. Me bajo del auto tan rápido como puedo y corro a la multitud que está introduciéndose a la iglesia para buscar con la mirada a los Harrington.
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𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏
FanfictionElla solía tener su futuro minuciosamente planeado, cada detalle, cada día de los próximos cinco años perfectamente previsto. Él, por su parte, solía vivir la vida a como el destino le acomodara. No tenía la misma visión del futuro, por lo contrari...