Capítulo LXIX

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Sábado, 26 de Abril de 1986

Liv Buckley

Justo ahora me encuentro terminando de arreglarme para que Eddie pase por mí y poder irnos a la fiesta; es un hecho, hablaré con Billy, y en verdad espero que no se porte testarudo, ya que es mi última oportunidad de poner paz en esto.

Eddie no lo sabe, creo que ni siquiera se explica cómo es que de un momento a otro accedí a ir, pero en el fondo, sé que el también tiene segundas intenciones, por lo que seré rápida y precisa antes de que la situación deje de tener algún control que pueda ejercer.

Planeo sentirme cómoda, por si el ambiente se torna pesado, poder moverme con toda la tranquilidad, por lo que elijo un par de pantalones acampanados de tela terciopelo color caqui a juego con una camiseta de color blanco y cuello redondo con una margarita bordada en el centro del pecho. Peino mi cabello dejándolo suelto sin olvidar llevarme una liga en la muñeca por si se ofrece; me tomo un poco más de tiempo al maquillarme, pues creo que me bañé demasiado temprano, son las 7:00 y Eddie pasará por mi a las 8:00, así que tengo tiempo de sobra.

Quiero tomar a Billy por sorpresa, sólo y sin acompañamiento de ninguno de los idiotas de su grupo; podría haber posibilidad de hacerlo cambiar de opinión, sé que lo puede considerar, es por eso que me voy a esforzar por hacerlo entrar en razón; y lo prometo, esta es mi última vez interviniendo en algún asunto de su vida personal, más que nada, porque involucra a Eddie, de lo contrario, no estoy tan segura de poner tanto esfuerzo en él.

Cuando estoy lista, miro el reloj en mi muñeca que tomé prestado del joyero de mi mamá, marcan las 7:30, por lo que falta un tiempo considerable para que Eddie toque mi puerta, y por lo regular, es muy puntual.

No tengo alguna cosa más que hacer, no quiero hacer algún pendiente porque de alguna manera, me sacaría de la burbuja en la que voluntariamente me introduje para mantenerme estable de la mente y poder con lo que se viene, así que voy a donde Robin que debe estar preparándose también, pues hoy en la mañana me preguntó sobre mi asistencia a la fiesta, cosa que afirmé, a lo que ella me miró con una expresión llena de confusión, y no la culpo, apenas hemos cruzado palabra estos días. Los resultados de los exámenes serán entregados la primera semana de Mayo, por lo que estamos a la vuelta de la esquina. Eso me llena de tantas emociones que evitaba sentir.

Al entrar, su mueca de concentración reflejándose en el espejo de su tocador al aplicarse máscara de pestañas, me recibe. Al percatarse de mi presencia, me sonríe a través de su reflejo y con un gesto me pide entrar y sentarme.

-Te ves muy bonita.- La halago en cuanto termino de analizar su conjunto de pantalón de vestir y camiseta de manga larga a rayas verticales en colores otoñales, muy clásico de Robin Buckley.

-Tu también.- guarda la máscara de pestañas en su cosmetiquera y prosigue con un rubor en tono durazno; le sienta bien en su pecosa y clara piel. -¿Estás nerviosa?- pregunta en cuanto nota que mi vista se ha perdido en los movimientos que su brocha hace sobre sus mejillas.

-Un poco.- confieso.

-¿Qué es lo que pretendes hacer exactamente?

-Intentar solucionar esta mierda pacíficamente sin que nadie termine muerto o sin un ojo.- a estas alturas, pensar en la muerte no es muy descabellado, pues las circunstancias en las que nos encontramos, son realmente tensas.

-No debería ser yo quien te lo diga, pero es lo correcto, Liv...- se queda callada conforme va terminando de hablar. Una mueca en mi rostro le insiste a que siga para poder terminar de explotar, a lo que ella bufa obedeciendo. -Steve, Eddie, los chicos están planeando algo... básicamente actuarán si Billy lanza la primera piedra.- suelta Robin al sentirse presionada por mis nervios.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora