Capítulo LII

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Viernes, 18 de Abril de 1986

Liv Buckley

Anoche casi no pude dormir; soñaba lo incómodo que será caminar por la escuela con la mirada de todo el mundo sobre mis hombros, el juego de risas que Billy y sus amigos me regalarán tan descaradamente burlándose de mí por haber hecho una gran escena anoche, me llena de terror, me carcomía el alma.

Podría fingir que estoy enferma y no ir ni siquiera la semana que viene, sin embargo, la Liv consciente me aconseja y se pone en el lugar de la Liv cobarde; No puedo seguir huyendo de Billy. He dependido en casi todos los sentidos por mucho tiempo de él, no le puedo dejar nuestra ruptura también. No quiero esconderme bajo una roca siempre y evitar encontrármelo en un pueblo tan diminuto como Hawkins, donde todos se conocen.

Me levanto de la cama llevando conmigo todo el valor que está regado en mi habitación y corro a lavarme los dientes para no dar vuelta atrás. Cuando regreso, tiendo mi cama y elijo lo que me pondré.

Para éste punto, el miedo se ha esfumado de mi ser. No quiero demostrar a todos que me siento de la mierda, y honestamente prefiero lucir como si no me importara un carajo.

Saco una falda de vinil color negro, una camiseta de manga corta color rojo con cuello italiano y me la fajo dentro de la falda; me pongo una chamarra negra de cuero encima y calzo mis pies con mis mejores amigas, las botas militares que papá me compró.

Hago mi rutina de maquillaje, peino mi cabello y me pongo suficiente perfume. Me echo mi mochila a mis hombros y cuando estoy por bajar, el sonido del timbre resuena por toda la casa y a los pocos segundos, una voz masculina más que familiar hace presencia en la sala.

Apresuro el paso hasta llegar a la planta baja y cuando aparezco en la vista de Eddie Munson, su boca pierde el sentido y sus ojos se me encajan en la piel.

-Buenos días.- habla mi papá cuando se da cuenta de mí.

-Buenos días.- habla ésta vez Eddie.

-Buenos días.- respondo a ambos. Eddie y yo sonreímos con nervios por tal bochornosa escena que papá pasa desapercibida.

-Olvidé decirte por teléfono que pasaría por ti.- la complicidad en el rostro de Eddie me da la orden de seguirle la corriente. -Sólo si está bien...- se dirige a mi papá.

-Sí, claro, puedes llevarla a la escuela, Eddie.- Papá asiente con la cabeza, le da una palmada suave en un hombro y regresa a la cocina para comenzar a desayunar.

-¿Quieres desayunar algo?- pregunto a Eddie señalando la dirección en la que acaba de desaparecer mi papá.

-Me encantaría.- camina hacia mí y disimuladamente me da un beso en la mejilla, siendo lo más cuidadoso posible para que ninguno de los Buckley pueda verlo infraganti en una atrevida situación.

Llegamos hasta la isla de la cocina y nos sentamos en un par de bancos al lado de mi papá.

-Buenos días, Lizzie.- saluda Eddie a mi mamá en cuanto ella se da la vuelta para servirle café a papá.

-Buenos días, cariño, ¿Te gusta la fruta picada?- La dulzura en la voz de mi madre me enternece el corazón formándome una sonrisa genuina en el rostro.

-Me encanta, gracias.- responde Eddie con la misma expresión que yo. Debe estar brincando de emoción internamente por cómo lo acaba de nombrar mi mamá.

Nos extiende un par de platos con fruta y en cuestión de segundos, ambos la devoramos. Robin no tarda en bajar, y en cuanto se da cuenta de que no estamos solos, saluda a Eddie con un movimiento de cabeza, le sonríe y se sienta a su lado.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora