Capítulo XXVII

646 43 5
                                    

Eddie Munson

-¿Puedo entrar?- habla en cuanto se da cuenta de lo paralizado que me he quedado. Instintivamente asiento con la cabeza quitándome de la entrada dejando que ella pase por delante mío obligándome a más no poder a no mirarla cuando me da la espalda en la cara. Cierra la puerta dejándome fuera del baño.

     Me obligo a esfumar cualquier pensamiento inmoralmente prohibido hacia Liv y decido regresar a la habitación. Al entrar, su vestido perfectamente doblado al igual que sus medias me reciben en una esquina de la cama. Frente a la ropa en el suelo, se encuentran sus tacones acomodados cuidadosamente. Camino hacia el closet y saco una camiseta color blanco con la imagen de una luna creciente en la esquina superior derecha.

     Liv regresa del baño para ponerse nuevamente mi chamarra intentando cubrir un poco más de su brillante piel; no lo consigue, pues la chamarra le queda un par de centímetros abajo de lo que le cubre la camiseta. Se mira al espejo de la habitación e intenta acomodar su cabello con sus dedos; se lo ha humedecido, por lo que el resto del spray se ha disuelto, y estoy seguro de que mañana se secará y tomará de nuevo su consistencia fijadora.

     -¿Qué te pondrás mañana? No creo que ese vestido sea muy apropiado para la escuela- digo. Liv dirige su vista hacia la ropa doblada en la cama apretando sus labios mientras analiza lo que acabo de preguntar.

     -No lo sé, quizás sea mejor no ir a la escuela y pedirle a Nancy que me lleve ropa limpia a donde sea que la pueda ver- Sugiere. Asiento con la cabeza estando de acuerdo con ella; definitivamente ella no usará de nuevo ese vestido. De reojo pude ver cómo la tela irritó su cuello, y mañana el salpullido le impedirá sentirse cómoda.

     Camino nuevamente al closset y de un cajón, saco un pantalón de mezclilla con algunas rasgaduras que yo mismo le hice. Posiblemente le quede a Liv; Intuyo que podría quedarle a la medida con un buen cinturón. Saco otra camiseta y ambas prendas se las extiendo.

-¿Estás seguro?- Toma la ropa con duda y la inspecciona con ambos ojos.

-Lo estoy; creo que te verías más rara de lo normal caminando en las aceras de Hawkins con tu poco llamativo disfraz- deja la ropa que le di sobre un mueble al lado de la cama y me saca la lengua. Me dirijo hacia la puerta y tomar la perilla atrayéndola hacia mí para cerrar y dejar que Liv descanse; debe estar agotada.

     -¿Qué haces?- me pregunta antes de que desaaprezca. Vuelvo a abrir la puerta y dejo la mano en la perilla.

     -Te dejó dormir, yo dormiré en el sofá de la sala- explico. Liv frunce su frente y niega con la cabeza levantándose de la cama para caminar hacia mí.

      -No dormirás en el sofá; duerme conmigo- pide entrelazando su mano con la mía quitándola de la perilla y dirigiéndome de regreso a la cama.

     -Liv... no, no podemos...- No estoy seguro de poder contenerme con ella cubriéndole el cuerpo solo con una delgada camiseta acostada sobre la cama; me derrito del solo imaginar besarla en este estado.

     -Descuida, no vamos a hacer nada de lo que piensas; no quiero dormir sola, y tampoco me agrada que tú estés en ese incómodo sofá- explica. Luego de ser aclarado aquel punto que me inquietaba hasta las entrañas, cierro la puerta quedando sólo ella y yo en la habitación alumbrados por una apenas resplandeciente luz que ilumina por la ventana.

     Entre los dos acomodamos la ropa de cama dejando que escoja el lado donde se sienta más cómoda; me recuesto con el brazo extendido ofreciéndole que recargue su cabeza sobre mí. Así lo hace y me rodea por la cintura con una mano mientras que yo lucho con todas mis fuerzas controlar la otra mano para no llevarla hacia su mentón y comenzar, como bien dijo, algo que no podré terminar.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora