Eddie Munson.
Quizá no debí ocultárselo a Liv.
Es lo que se reproduce en mi cabeza una y otra vez desde que vi lo que no debía ver.
*Flashback de hace unas horas*
La hora del almuerzo está por comenzar, sin embargo, la gentileza de la señorita Collins nos dejó salir unos minutos antes que el resto de la escuela.
Mi elección para aprovechar el tiempo de sobra constará en un bien merecido cigarrillo detrás de las gradas, en el habitual lugar seguro donde dudo mucho que alguna autoridad escolar ponga un pie.
Al llegar, me acomodo debajo de las gradas intentando ser lo menos visible posible para no llevarme una sorpresa cuando se descubra que Eddie Munson no sabe seguir órdenes claras de no fumar dentro de las instalaciones.
Enciendo mi cigarrillo y a las pocas caladas de disfrutarlo, unas pisadas sigilosas se aproximan sobre mí; lo apago enseguida con la suela de mis tenis y me escabullo lo más profundo que puedo importándome una mínima parte que justo ahora estoy seguro de que tengo unas cuantas arañas recorriendo mi cabello ideando un nuevo hogar. Opto por no pensar mucho en ello, de lo contrario, mi fobia me delatará frente a quien sea que esté caminando por encima de mí.
-No entiendo por qué no podemos estar juntos.- escucho una voz femenina reclamar.
-Ya te dije, aún estoy con Liv, ella no puede enterarse de lo nuestro.- ¿Escuché bien? Intento asomarme por una ranura de la unión de la madera para verificar que no es quien creo que es y que el nombre que acabo de escuchar no haya sido el que mi cabeza tiene en mente.
Al verificar de que mis más profundos miedos han sido confirmados, hago todo lo posible por no volver a respirar lo suficientemente alto para que ninguno me escuche.
-Es una mierda, Billy, ella ya no te quiere.
-Miranda, ella no lo dijo explícitamente.
-Pues para mí, lo que te dijo ésta mañana fue mejor que claro que ya no le importas.- ¿Miranda? Vuelvo a postrar la vista en la ranura está vez enfocando a la chica, y cuando reconozco aquel característico cabello negro hasta los hombros que veo a diario, me río de mí mismo por pensar en algún momento, alguien como Miranda Scott podía tener algo real conmigo.
-Deberías dejarla, está completamente loca por no ver lo que tiene en frente.- ésta vez coincidimos en algo, Liv todavía no ve la tremenda mierda que tiene como novio.
-En la mañana hablé con ella...- suelta Billy. -Me dijo cosas que de verdad me merecía, sin embargo me dolieron porque tiene razón...- Ansío por saber lo que le dijo, el problema es que no me lo dirá, y yo tampoco tengo cara para preguntarle. Aún no llegamos a esa confianza de amigos para contarnos sobre nuestras conquistas, y para ser honestos, no quiero llegar. Estas semanas en las que Billy se alejó por completo de Liv, pude jugar las cartas a mi favor y hacer que ella lo dejara, pero no lo hice, no sé jugar tan bajo como quisiera y aprovecharme de lo vulnerable que estaba, además de que a todos nos prohibió sacarla de su centro de concentración para el examen, e insinuarle que estuviéramos juntos solamente la haría volverse loca; quiero a Liv conmigo, pero de una manera limpia y justa, como dicen, lo que fácil viene, fácil de va.
-¿Ahora te estás poniendo sentimental? ¿Me vas a dejar por esa tonta? Esto ya va mucho más allá de tu infidelidad, Billy, no puedes estar sin mí, lo intentaste, ¿recuerdas? Cuando me envolví con Munson y te enteraste, pusiste el grito en el cielo, así que ahora yo no te permito dejarme.- puedo escuchar la madera crujir al momento en el que Miranda se levanta. -Déjala a ella, pero conmigo vas a estar por mucho tiempo más.- finaliza para dar grandes zancadas hacia a abajo hasta llegar al suelo. Puedo ver cómo se aleja conteniendo toda su furia para no ser descargada en la primera persona que encuentre, mientras que Billy solo se queda sentado en el lugar del principio con un rostro pensante. Qué idiota.
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𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏
FanfictionElla solía tener su futuro minuciosamente planeado, cada detalle, cada día de los próximos cinco años perfectamente previsto. Él, por su parte, solía vivir la vida a como el destino le acomodara. No tenía la misma visión del futuro, por lo contrari...