𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏

Capítulo XXVI

Eddie Munson

Poco a poco, mis ojos se hacen mas pesados con cada pestañeo que doy, pero no quiero quedarme dormido; tengo que luchar a daga y espada para seguir consciente a las sonrisas vagas de Liv, su dulce y reconfortante voz. Quiero seguir sintiendo sus suaves dedos jugueteando con mis rizos como niña pequeña; me he dado cuenta de que eso le encanta. Toma cada uno y lo enreda en su dedo índice para darle una marcada forma, y así hace con el resto de mi cabeza.

     No tengo idea de la hora que es, pero fácilmente hemos estado un par de horas aquí; de repente, la preocupación de llevarla a su casa me pincha el pecho, pero se esfuma completamente cuando hago un chiste sarcástico y ella ríe desvergonzadamente.

     La hinchazón ha bajado de mi labio y el estómago me ha quedado adolorido tras el seco golpe del imbecil de Jason, sin embargo, no es nada que no pueda soportar.

     Para éste punto, hemos olvidado el incidente antes de recostarme en su regazo; por más que yo quería llevarla a la cama de aquella habitación y enumerarle todas las razones por las cuales me tiene completamente hipnotizado mientras aferraba mis manos a sus caderas, mi instinto de protegerla era más fuerte que todo eso. No es mentira que su vestido le enmarca el cuerpo de una manera que me hace derretir como helado en sol de verano; toda la película imaginaba aquel maldito vestido en el suelo de mi habitación, la imagen de Liv sobre mi regazo con sus labios besando mis tatuajes, es lo que me vuelve completamente vulnerable a ella. Pero pese a mis fantasías, todavía no es prudente hacer nada que a nuestro señor Jesucristo no le guste.

     Mi castaña me ha hablado sobre lo mucho que le emociona terminar la preparatoria; dijo que una vez graduándose, se irá para siempre del infierno en el que nacimos y olvidará por completo mirar atrás; eso me causa tristeza, pues estoy seguro de que sí me gradúo, me quedaré aquí, en donde ella promete jamás volver a pisar. No puedo decir absolutamente nada al respecto, y por más que quisiera pedirle que se quede conmigo para siempre, no me puedo permitir ser egoísta, no con ella.

-¿Tú qué planeas hacer después de la preparatoria? ¿Tienes alguna opción de universidad?- pregunta mientras sostiene contra sus manos  un poco de mi cabello e intenta peinarlo con los dedos tratando de no jalar mi cuero cabelludo.

      -Hace rato, en la cena, les dije a tus padres que ahorraría para la universidad, sin embargo, no estoy completamente seguro de poder entrar al menos a la local- reposo mis manos en el centro de mi estómago y analizo la pregunta de Liv, ¿de verdad desperdiciaré tiempo y dinero en algo en lo que definitivamente no quiero dedicarme el resto de mi vida?

     -Eres muy inteligente y astuto, Eddie, estoy segura de que fácilmente podrías entrar a la que tú quieras aplicar, y además, ¿Qué hay de la banda? Podrían tener un golpe de suerte cuando menos te lo esperes- explica. Durante todo este tiempo, ignoré el hecho de que en algún punto, la Banda se tendría que separar; Michael, Josh y Gareth se irán a la universidad, Félix probablemente forme una típica familia funcional con Jenna y yo me quedaré completa solo, y para ser honestos, no creo tener la capacidad de seguir sacando Ataúd Oxidado adelante por mi cuenta.

-No lo sé, Liv. Todo esto de nuestro intento de banda, fue una niñería, nunca creí que en realidad tuviésemos al menos una oportunidad de llevar a lo serio Ataúd Oxidado- Intenté bloquear el pensamiento de que llegaría un día en el que nos separáramos por completo, después de todo, para eso faltarían años, y ahora que está a la vuelta de la esquina, no puedo evitar sentirme decepcionado por no haber hecho más por los chicos; por un segundo consideré buscar nuevos integrantes, sin embargo, jamás sería lo mismo sin mis mejores amigos, aquellos que me obligaron a ponerle un nombre tonto y sin gracia que a decir verdad, ahorita muy sencillamente podría tatuarme en la frente.