Habían regresado de ese último caso y Emily lo había notado desde el momento uno. Era el cumpleaños de Jack, el rostro de Hotch le provocaba una tristeza inmensa, no sabía cómo ayudarlo y simplemente se había limitado a darle su espacio para que sufriese en silencio.
No estaba siendo fácil para él, ni siquiera para ningún miembro del equipo, pero para Emily estaba siendo peor pues era ella quien convivía con sus miedos y su desesperación, era ella quien debía calmarlo en las noches y tratar de combatir esos pensamientos que lo aturdían constantemente y todo eso en secreto.
Cada viaje a DC se volvía más silencioso al igual que cada viaje hacia el departamento de cualquiera de los dos. Y ella lo reafirmaba, odiaba la melancolía que veía en sus ojos, el cielo de esa ciudad lloraba a cántaros junto con él, y ella reafirmaba lo mucho que odiaba la distancia que existía entre él y su pequeño hijo.
No había parado de llover, ni cuando cenaron silenciosamente o se ducharon por separado, ni tampoco cuando se habían ido a la cama con solo un beso de buenas noches.
El vacío a su lado dejando que el frío se colara por su espalda despertándola de inmediato. Sabía que aunque no era tan tarde y apenas llevaban unos minutos durmiendo, no era el frío en sí lo que le había hecho abrir los ojos, era él y la falta de su cuerpo contra el de ella, él abrazándola, dándole su calor.
Tomó la camiseta de Hotch que ahora, como todas las demás, era suya, y se la colocó perezosamente. Bajó las escaleras lentamente sus pies descalzos sintiendo el frío, sus ojos tratando de acostumbrarse a la tenue luz. La lluvia que caía daba un paisaje hermoso, su ventanal siempre mostrando las más bellas imágenes de esa ciudad, pero él estaba allí, sentando silenciosamente frente al cristal viendo las gotas caer y ella no pudo evitar leerlo, cada microexpresión desde la distancia.
Sabía que Aaron estaba tan mal que ni siquiera podía dormir, que incluso odiando la lluvia como la odiaba estaba allí ensimismado, apreciándola mientras trataba de dejar su mente en blanco.
- Vuelve a la cama.- Le ordenó suavemente sin mirarla, pero la orden era dulce y su tono culpable sonaba a una disculpa, por haberla despertado al alejarse de ella, porque ambos sabían que sin su calor se le dificultaba el sueño.
- ¿Qué haces despierto?- Preguntó como si no supiera la respuesta, pero necesitaba que él pusiera en palabras lo que no había sido capaz de sacar en esos días.- Aaron.- Pronunció su nombre acercándose, parándose justo detrás de su silla, abrazándolo y besando su hombro.
- No podía dormir.- Contestó simplemente y ella entendió que quizás no era el momento de hablar.
- ¿Necesitas algo?- Él negó con la cabeza, aun mirando el gran ventanal frente a ellos.
- Ve a dormir.- Ella asintió sin moverse, perdiéndose en el reflejo que le daba el cristal, la cara del único hombre con el que se sentía vulnerable incluso aunque fuese él quien esa vez estaba en esa situación.- Estoy bien.- Volvió a hablar sabiendo que muchas veces ella se preocupaba por él más de la cuenta.
- Mi cama se siente vacía.- Utilizó la verdad como si se tratase de una excusa barata y lo vio sonreír.- ¿Por qué sonríes?
- En serio te has acostumbrado a mí.- La miró por fin mostrándole esa sonrisa que ella tanto había echado de menos.
- No tienes ni idea.- Depositó un suave beso en sus labios, ambos volviendo a la posición inicial, él mirando la lluvia caer mientras ella apoyaba su barbilla contra su hombro apreciando su reflejo en el cristal.
- Lo extraño.- Confesó finalmente soltando un suspiro.
- Lo sé.
Se quedaron en silencio durante un largo rato. Como muchas otras cosas que se habían vuelto cómodas entre los dos, el silencio era el primer ejemplo de ello.
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❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞
Fanfiction¿La Reina del Hielo puede derretirse lo suficiente como para vivir en el infierno de una bestia? ¿Puede la bestia convertir su corazón en un bonito copo de nieve? ⊱⋅ ──────────── ⋅⊰ ♡・゚:*。.:*・゚ ¿ǫᴜé ᴘᴀsᴀ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ʟᴀ ᴛᴇɴᴛᴀᴄɪóɴ ʏ ʟᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ...