Capítulo 40: "Fuego conoce a gasolina"

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Emily le había contado algunas cosas a JJ, obviando por supuesto las partes que le daban vergüenza o los sentimientos que se habían confesado el uno al otro, pero, le había contado sobre Peter y con sólo una mirada la rubia le había dado el peor regaño de su vida. Que su amiga apoyara su secreto con tanto entusiasmo la hacía quererla más; pero, no era suficiente como para contarle que estaban teniendo algo mucho más profundo que unos simples revolcones.

Él había ido a su apartamento justo como le había prometido, de hecho, había ido noche trás noche, cuando no estaban en un caso, durante los siguientes cuatro meses.

La había llamado en Navidad; contándole todo lo que había preparado para su hijo, mientras Jack y él le deseaban una bonita cena con sus padres. Él sabía que ella odiaba casi todas las celebraciones y aunque había insistido en estar junto a ella, Emily se había negado defendiendo su idea de no querer interferir en su tiempo libre con su niño.

La había llamado también al final de año, y ella no había respondido, porque estaba dormida y porque odiaba estar sola en esa noche, pero, esa era otra de las tantas cosas que tampoco le admitiría.

El trabajo seguía intacto, Hotch y Prentiss como siempre, trabajando codo con codo, mientras cada día se volvían más expertos en mantener el secreto de que en las noches él se colaba en su habitación para darle placer.

Las miradas de JJ se cruzaban con las de ella cada vez que Hotch inconscientemente se volteaba a mirarla por ninguna razón; la sonrisa de aprobación de Rossi ya era costumbre para los dos en ese punto.

Todo seguía dentro de lo normal; no habían tenido ninguna otra discusión, ni siquiera una charla tan profunda como la de meses anteriores. Volvían a ser los amantes de siempre, a excepción de que ahora se sentían diferentes. Las palabras que demostraban sus sentimientos no habían vuelto a salir de su boca, y las de ella permanecían muy bien guardadas como si no quisiera pronunciarlas jamás. Y no era que no lo sintiera, pero, en el fondo habían cruzado una raya que ahora luchaban por volver a dibujar; por mantener la compostura después de haberla perdido completamente.

Pero, no estaban mal, de hecho, no necesitaban explicaciones o peticiones para lo que ambos querían o sentían; con sólo un beso, un gesto, un toque o una mirada sabían exactamente lo que el otro estaba pensando.

Se había vuelto una relación amorosa, poco profesional, secreta y basada en la confianza mutua que se había ido forjando poco a poco, a veces tomándolos por sorpresa de lo bien que se conocían o de lo muy seguros que se sentían cuando estaban juntos.

Esa noche era San Valentín, ninguno de los dos lo había mencionado como fecha importante pero habían quedado en verse en su apartamento como siempre, pero, él había cambiado sus planes en el último minuto. La había obligado a salir con au ropa cotidiana, y a entrar en su auto. Manejar con ella a su lado, mientras permanecían en silencio, ella mirando por la ventanilla entre abierta y el apretando su muslo, ya era una de las tantas costumbres.

- ¿Todo bien?- Esa era la pregunta con la que siempre empezaba una conversación con ella, sobretodo cuando sabía que un caso la había afectado lo suficientemente como para mostrarse vulnerable frente a él.

Ella cerró los ojos dejando escapar un suspiro sin dar respuesta. Él por su parte volvió a acariciar su muslo mientras paraba en un semáforo en rojo.

- Ese niño...- Habló por fin sin abrir los ojos.- Su hermano era tan pequeño y él... Por ese maldito avión que rompió sin querer.

Hotch respiró hondo, el caso había sido igual de difícil para él, porque involucraba a dos niños, uno indefenso y el otro sociópata.

❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora