Capítulo 92: "Pequeña"

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Se acabó, ya no hay más, terminó el dolor de molestar a esta boca que no aprende de una herida. He dejado de hablar al fantasma de la soledad. Ahora entiendo, me dijiste que nada es eterno. Y solo queda subir otra montaña, que también la pena se ahoga en esta playa. Y es que vuelvo a verte otra vez, vuelvo a respirar profundo y que se entere el mundo que de amor también se puede vivir, de amor se puede parar el tiempo. No quiero salir de aquí, porque vuelvo a verte otra vez, vuelvo a respirar profundo y que se entere el mundo que no importa nada más.” - Vuelvo a verte by Malú.

Él sabía que ella volvería, porque debía hacerlo, porque aún no se había ido del todo y ni siquiera se había despedido.

La había esperado las primeras semanas, incluso los tres primeros meses, perder la esperanza no era una opción aunque a veces lo pareciera.

Sabía que regresaría cuando volviese  a sentirse completa, cuando ya no hubiese nada que la atara, pero de lo que aún necesitaba llevarse una pieza final.

Lo que no había calculado era que le llevase tanto tiempo, que se fuese los mismos meses que hacía un año, esta vez no estaba huyendo o escondiéndose, pero resultaba que se había alejado sin avisar, que había volado a Europa, había desaparecido por siete meses, desde marzo hasta octubre como la última vez.

Elizabeth lo había mantenido informado durante todo ese tiempo, la cadenita en uno de los cajones de su escritorio jugando el papel de la nada, allí en su oficina mientras ella estaba lejos. Roma, España y París; eran las tres ciudades en las que su mente la ubicaba, las últimas referencias de lo que Milton le había dicho. París. ¿Seguía siendo su ciudad favorita? Pero, Roma. Se preguntaba si había tocado ese piano ella sola, sin él, o si se lo había imaginado mirándola fijamente mientras ella se encargaba de tocar esa pieza que ahora era sólo de ella.

En el fondo, cuando pasó tanto tiempo, y la fecha de cumpleaños de su hijo se acercaba, sabía que volvería, que nunca fallaría esa promesa de estar con el pequeño en ese día. Así que, cuando él era quien no había podido estar allí, por un caso unos estados muy lejos de Washington, sabía que Emily estaba con él y con Jessica, que ambas se habían encargado de hacer feliz a su hijo.

No había nada más que deseara que verlos juntos a ambos, a sus dos personas favoritas en el universo, pero aún así sólo había obtenido en su regreso a un Jack que no paraba de hablar de su Emi, significaba el mundo para él, pero aún así necesitaba más.

Así que un par de días después, cuando JJ y Will anunciaron que su boda sería inmediata, Aaron sabía que ese sería el día, que había esperado demasiado tiempo, y que finalmente allí estaría, allí estarían ambos, mirándose fijamente a los ojos, hablándose directamente, preguntándose mentalmente si habían soñado el uno con el otro durante esos meses.

Beth estaba a su lado, luciendo impresionante como siempre, eso era algo que tenía que aceptar, aún más después de los últimos meses que llevaban de noviazgo. El problema era que había venido por la morena real, la mujer a unos metros frente a él que hablaba entusiasmada con Derek sin notarlo.

Su vestido de flores, su escote, el largo de su pelo que causaba ondas semejantes a las olas del mar. Sus ojos extremadamente brillantes, con esas pestañas que él había contado más veces de las que sería capaz de admitir. Su sonrisa, una sonrisa genuina y curada, esa que se había vuelto suya en cuanto lo había mirado por primera vez, la misma sonrisa que inevitablemente él le había dedicado. 

- Emily, es bueno verte.- La voz de su novia lo hizo salir del hechizo, le hizo fijarse en lo temblorosas que estaban sus manos y en que su hijo no había tardado ni dos minutos en abrazarla.

- Lo mismo digo, Beth.- Y por el tono de su voz, él sabía que ella también se había informado, que sabía que no estaba soltero, que probablemente sus amigas le habían dado la mayoría de los detalles.- ¿Y tú, mi amor, cómo has estado?- Se volteó lo suficiente como para mirar al niño que la miraba con la misma adoración, ambos envolviéndose en una conversación que sólo era de ellos y de nadie más.

❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora