❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞

Capítulo 62: "Fantasmas del pasado"

“Ellos volvieron, los fantasmas de ese pasado del que tanto huías. Sí, ellos volvieron, inevitablemente, tus miedos se hicieron realidad.”

Así que, le había dado su espacio sin que ella ni siquiera lo pidiera; esa noche le había preparado las galletitas con leche caliente y la había dejado sola en el sofá mientras él subía a dormir con su hijo, dándole un beso en la frente y deseándole las ‘buenas noches’, sabiendo que de alguna forma ella no volvería a la cama.

Emily ni siquiera consiguió pegar ojo en la hora que le quedaba antes de que su alarma sonara, de hecho, ni la esperó, simplemente salió del apartamento de Hotch y decidió llamar a su amigo para encontrarse cuanto antes. El frío colándose hasta llegar a sus huesos, sus piernas y brazos temblando y entonces notó tanto el cansancio que pensó en que quizás todo eso era debido a las actividades que ella había llevado a cabo con su novio unas horas antes, el sexo salvaje no se hacía esperar para cobrarle la factura.

Entró al lugar que habían acordado, lo buscó con la mirada entre la gente y sonrió al verlo en la mesa más alejada, en una esquina oscura, tan misterioso como lo recordaba. Un montón de momentos volvieron a su mente, un montón de recuerdos amargos que pensaba que había enterrado y ahora parecían florecer.

- Emily Prentiss.- El hombre pronunció su nombre poniéndose de pie para abrazarla.- Sigues estando igual de buena.- Bromeó mientras la hacía reír.

- No cambias, Sean.- Ambos se sentaron a la mesa, inmediatamente tenían delante una botella de vino, el favorito de ella, que al parecer todos recordaban siempre.- Sólo... dilo.- Pidió cerrando los ojos y tomando un suspiro profundo antes de abrirlo y encontrarse con una mirada de disculpas.

- Él escapó, Emily.- Fue como si una piedra cayera en su corazón, desmoronándolo todo, desmoronando cada uno de sus sueños de futuro que ya no tenían sentido.- La Interpol no puede encontrarlo.

- Esto no puede ser real.- Volvió a cerrar los ojos mientras enterraba su cara entre sus manos, negando, como si no pudiese aceptar que algo así estuviese sucediendo.- ¿Qué sabe?- Preguntó, no quería escuchar la respuesta, pero debía hacerlo, debía saber hasta que punto se había dañado todo.

- No tenemos ni idea.- Le contestó sinceramente, como si no tuviese nada mejor que decirle, al menos, quería calmarla.- Pero, nosotros...

- Estoy en peligro, ¿verdad?- Lo interrumpió mirándolo fijamente.

- Todos lo estamos.- La morena sintió su pecho apretarse, respirar se sentía cada vez más pesado y no sabía cuánto más podría sostener todo aquello.

- ¿Has hablado con Tsia o... con Jeremy?- El hombre negó con la cabeza.- ¿Qué puedo hacer?- Sean notó la desesperación en sus ojos, estiró su mano para apretarle la de ella.- Y no me digas que tengo que ocultarme porque...

- No hay otra manera.- Fue él quien la interrumpió esta vez y entonces ella retiró su mano poniéndose de pie y dándole la espalda.

- Dame, al menos, un abrazo de despedida.- Le pidió tomando sus hombros.- No sabemos si esta será la última vez que nos veamos.- Ella se volteó encerrándose en su pecho mientras luchaba por contener todas las lágrimas.

Y salió de allí, sin pensar en nada y pensándolo todo a la vez; su mente sabía que hacer, pero, su corazón le gritaba que no, que no lo hiciera, que no podía huir una vez dejando atrás su único hogar, la única gente que la hacía feliz.

Recibió la llamada de Penelope, avisándoles de un caso de urgente. Cuando entró a la sala de reuniones vio esa mirada de el hombre que amaba, estudiándola, preguntándose qué estaba pasando con ella como para incluso llevar la misma ropa con la que él sabía perfectamente que ella se había marchado de su apartamento. Aún así, la morena agradeció el que no se acercara a ella, que ni siquiera le dijera la palabra y que no se atreviera a preguntar, no cuando estaban en medio de un caso que los llevaba a contrarreloj, ni siquiera cuando viajaban de regreso a Washington.