Capítulo 8: "Un error inevitable"

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"Como una chispa que cae sobre gasolina, algo inevitable" - The Host (Libro)

¿Qué hacía allí?

Lo miró nuevamente, era casi imposible creer que estuviera allí, pero, era justamente fuera de su apartamento donde se encontraba Aaron Hotchner.

Lo observó un segundo sin atreverse a mirarlo a los ojos, los dos sabían que ella intentaba descifrarlo. Seguía con el traje puesto. ¿Acaso ni siquiera había ido a su casa?

- ¿Qué haces aquí, Hotch?- Volvió a preguntar.

- Saliste corriendo en mitad de la cena.- Oyó, por fin, esa voz gruesa que la volvía loca.- ¿Qué crees que hago aquí?- Y por supuesto, con ese tono de jefe.

- No era necesario que vinieras hasta aquí...- Ella levantó su vista con timidez, pero, lo miró directamente a los ojos. No lo había hecho desde esa noche en la que había salido enfadada de su oficina, por lo menos no con tanta intensidad como lo estaba haciendo en ese momento.

- Yo necesitaba hacerlo...- Emily asintió y no dijo nada más. Lo vió dudar y mirar al interior del apartamento.- ¿Puedo pasar?

- Por supuesto.- Abrió la puerta para él mientras se mordía su labio inferior inconscientemente.

Hotch intentó perfilar lo poco que podía ver desde el pasillo.

- ¿Estás sola?

- Vivo sola..- Emily pensó en lo estúpido que había sido decir eso.- ¿Cómo has llegado hasta aquí?- Sabía de sobra que esta vez García no había tenido nada que ver, sobre todo porque eran más de las 11 de la noche.

- Yo.. Siento que la cena terminara de esa forma.

- No necesitas disculparte por algo de lo que no eres culpable.

- Bueno, de todas formas.. te traje algo... esperaba que te hiciera sentir mejor.- Emily lo vió rebuscar en el bolsillo de su Americana y sacar un envoltorio.

- ¿Chocolate?- Su tono eufórico y sus ojos brillantes le confirmaron a Hotch que había hecho una buena elección.- ¿Cómo sabes que me gusta?

- Te oí decirle a Reid que amabas el chocolate.- Emily lo miró algo confundida.- En el caso de Texas...- La morena sonrió, él había guardado ese detalle en su mente. Quizás sentían lo mismo, quizás ella le gustaba.

- Amo el chocolate.- Confirmó. Esta vez fue él quien sonrió, por un segundo se perdió en esa sonrisa, que no había vuelto a ver en mucho tiempo.

Él le ofreció el pequeño bombón y la miró atento mientras lo desenvolvía con rapidez, estaba seguro que era lo que siempre hacía con los chocolates desde niña, porque era justamente eso lo que parecía, una niña emocionada que amaba el chocolate. Pero, ese pensamiento se esfumó de su mente rápidamente al verla llevárselo a la boca y hacer una mueca de placer
acompañada de un pequeño gemido.

Se odió a sí mismo por ser tan débil. Sí, había ido hasta allí porque necesitaba disculparse, pero, en el fondo sabía que era capaz de hacer cualquier cosa por estar a solas con ella, aunque solo fuesen 5 segundos.

No había salido corriendo tras ella en el restaurante, porque era su compañera de trabajo. Ni había ido hasta Quantico para leer su expediente y saber donde vivía, porque era su amiga. Ni siquiera había estado manejando por dos horas intentado encontrar el chocolate perfecto para ella sólo porque quería hacerla sentir mejor. No, no había hecho todo eso porque sí. Si había ido hasta allí era porque deseaba estar con ella, porque la deseaba. Deseaba a esa mujer, con todas sus malditas fuerzas. Y no podía seguir mintiéndose a sí mismo.

❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora