Capítulo 77: "Días malos"

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Era raro, estar en su apartamento donde ya no vivía, con las dos personas que más feliz la hacían, pero que ya no le pertenecían.

Jack seguía adorándola como el primer día, incluyéndola en todo, en sus planes, en sus juegos y en su vida en general.

Aaron al contrario había tomado una distancia colosal, pero eso era algo con lo que ella se sentía bien, habían tomado una decisión, la estaban cumpliendo, y por primera vez entre ellos se sentía absolutamente correcto. No más errores, no más miedos dd perderse mutuamente.

La vida podía controlarse, empezando por controlar los sentimientos; Emily Prentiss se lo repetía constantemente, se lo había repetido toda su vida y ya no permitiría que todo se saliera de control una vez más.

Aún así no fue capaz de controlar lo que le hizo sentir todo aquello, el hecho de que Aaron aceptara que ni su hijo ni él podían vivir allí, en el apartamento que siempre había sido de ella.

- Este es mi regalo y lo sabes.- Se quejó bajando el tono de su voz sin querer despertar al pequeño que dormía sobre sus piernas en el sofá.- Te he dicho que no quiero tener que venderlo o...

- Tú... vive tú aquí.- El hombre que estaba al otro lado del mueble hizo ese gesto que le hacía saber que no lo haría cambiar de opinión.- Has vivido en este apartamento desde que te mudaste a la ciudad.

- No.

- Tendremos que venderlo entonces.

- ¡Absolutamente no!- Levantó la voz y se disculpó con el pequeño al ver como se movía un poco incómodo.- ¿Por qué no quieres quedarte?- Aaron desvió sus ojos al frente, se quedó en silencio como si la respuesta le costara.

- Este lugar... joder, Emily, este lugar me recuerda a ti, a nosotros, no puedo... no puedes pedirme que viva en una constante torutura.- Fue ella quien no supo qué decir.- ¿Y tú por qué no quieres estar aquí?

- Odio estar sola.- Su confesión fue lo menos que se esperó, ni siquiera ella misma había sido capaz de decirlo en voz alta hasta ahora.- Cuando estuve en París no podía soportarlo y ahora simplemente me duele la soledad, no creo que pueda...

- Es por eso por lo que has insistido en vivir con tus padres.- Ambos asintieron como si no hiciese falta nada más.

- Está bien si quieres marcharte, lo entiendo y me disculpo por haberte forzado a...

- Tranquila.- El contacto de su mano sobre la suya hizo eco dentro de Emily, los sentimientos no podían contra el sentido del tacto, eso era algo que siempre le ganaba incluso después de un tiempo.- Encontraremos una solución.

- Vale.

- Y tienes que prometerme que a donde quiera que nos vayámos mi hijo y yo, tú vendrás a visitarnos.

- Lo prometo.

- Y no te demorarás dos semanas para hacerlo.- La morena le regaló una sonrisa un tanto apenada.- Jack estaba al borde de la locura porque pensaba que no vendrías nunca.

- Lo siento.- Se disculpó acariciando el cabello rubio del niño.- Quería hacerlo, pero... Creo que Jack se ha vuelto demasiado importante para mí y no sé cómo controlar eso.- Sus palabras hicieron que él la mirara, con esos ojos profundos, como si la intentara descifrar al mismo tiempo que se sentía orgulloso.

- No es algo que puedas controlar, así como yo no puedo controlar que él te vea como su figura materna.- Vio como la morena intentaba absurdamente esconder sus ojos aguados.- ¿Vas a llorar por eso?- Se burló.

- Cállate.- Golpeó su hombro antes de reír junto con él.- Joder, no tienes ni idea de cuánto amo a tu hijo, Aaron Hotchner.- El hombre le regaló una sonrisa de medio lado, el efecto que tenía escucharla decirle au nombre completo.

❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora