Capítulo 96: "Sin besos"

489 23 16
                                    

«Disfrutamos de cada pecado
Nos reímos y lloramos
Y nos vieron despeinarnos por ahí
Nos comimos a bocados
...
Y perdimos la vergüenza y las llaves
Desmontamos cada calle del revés
...
Fue en el taxi del beso robado
Donde al fin pude huir del pasado
No digas nada, tan solo recuérdame así
Escondimos las heridas, ya lo sabes
No encontramos las respuestas ni el porqué
Me pusiste la luna en las manos
Te gané sin temblar de un asalto
Nos rompimos el alma en pedazos
Me reclaman los daños si no estás aquí
Y me niego a borrar los mensajes
Prender fuego a la casa no sirve
El amor cambia, nunca se extingue
Cualquier día la lluvia nos vuelve a sentir
A sentir
Con la miel en los labios
Con la miel en los labios
Y en el fondo yo sé que esto no se acaba aquí
Cualquier día la lluvia nos vuelve a sentir
Sentir, con la miel en los labios»

Emily pensó en sus palabras durante toda la semana; «Quiero el puto divorcio. Porque ya no te amo. Ya no eres nadie para mí» Y aunque, ella había dicho algunas de esas cosas antes, nunca las había dicho tan enserio como él, y eso le dolía.

No podía evitar hablar con todos sus amigos, incluso con sus padres para preguntarles por él, por cómo estaba, esa pregunta de si aun la odiaba encajada en su garganta.

No pudo pegar ojo las noches siguientes, ni siquiera podía enfocarse totalmente en su trabajo y Clyde sabía que le pasa algo, algo que ella no se atrevía a contarle. Y Emily empezaba a odiar el estar allí, en esa casa en Londres, de pronto sentía que lo único que la ataba a ese lugar era Declan, y no ese maldito anillo que se quitaba cada vez que tenía oportunidad. Odiaba el hacerle eso a su ahora prometido, porque él también cuidaba de ella y la quería, de hecho, ella lo quería un montón, pero, no lo amaba y lo peor de todo era que después de haberse alejado tanto había comprendido que Aaron Hotchner seguía siendo el amor de su vida.

Pero, el problema con Aaron era que había aprendido de esos errores, había aprendido a separarse de ella y a no extrañarla, a no quererla y a no reconocerla como suya, y Emily sentía que todo eso le hacía querer morir. Odiaba a Beth y sentía unas ganas irrefrenables de estar en su lugar, de dormir con él y poderlo sentir desnudo contra ella, y por eso la odiaba tanto, porque tenía algo que ella quería, algo que le había pertenecido y a lo que se había negado como una tonta.

Lo había llamado, había marcado su número tantas veces como no se había permitido en esos últimos dos años, deseando que respondiera, escuchar su voz, que le pidiera que volviera. No podía evitarlo, comerse las uñas mientras sonaba un timbre detrás de otro, mientras observaba esa foto de los dos, lo extrañaba tanto, como si fuese una parte faltante de ella que ya no podía ignorar y cada vez se sentía más lista.

«- Emily.- Escuchó por fin, la quinta noche, su voz adormilada. Sabía que en su ciudad era muy temprano en la mañana, para ella era demasiado tarde para estar despierta; pero, lo estaba, sentada fuera, mirando a la Luna mientras deseaba estar con él allí.- Tienes que parar de hacer esto.

- Te extraño.- Admitió tajantemente, sin dar rodeos, esclareciéndole todo.- Te extraño tanto que no puedo vivir, Aaron.

- Joder, Em.- Lo oyó maldecir, pero ese apodo bonito que él siempre le colocaba cuando la intentaba calmar, también la hacía enloquecer.- ¿Por qué no te vas a la cama? Es tarde para ti.- La oyó suspirar y quedarse en silencio.- Venga, vete a la cama.- Y de pronto sonaba tan a su Aaron, al amor de su vida y a ese hombre que nunca había querido dejar atrás.

❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora