Capítulo 63: "Roma en calma"

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“El caos deja de ser caos con la persona correcta.” <3

Los dos volvieron a la cama como si no hubiese nada, pretendiendo que no habían estado arrodillados, abrazándose como por media hora, que los ojos de la morena ya estaban completamente vacíos, que ambos llevaban el mismo miedo por dentro y que ese teléfono seguía en el suelo destrozado. Volvieron a la cama con esa promesa silenciosa que había hecho Aaron, de llevársela lejos del caos, de ofrecerle calma y olvido aunque sólo fuese por un par de días.

Se sorprendió a sí misma cuando se quedó rendida envuelta en el calorcito de Sergio mientras miraba a Aaron preparar su maleta, el agotamiento finalmente ganándole a todo y despejando su mente por algunas horas.

Despertó con olor a panqueques y con un beso en la frente, una sonrisa y una caricia en la mejilla, que se sentía siempre como un toque celestial.

Ambos se mantuvieron callados, sin mencionar absolutamente nada más que el hecho de que Penelope se encargaría de alimentar a Sergio mientras estuvieran a solas, preparándose para un viaje improvisado de fin de semana que le haría olvidar sus problemas.

Se sentó en su auto con el aire justo que le proporcionaba el espacio de la ventanilla que estaba siempre como ella lo dejaba.

Se sorprendió al entrar al hangar privado que poseía su madre, ventajas de haber sido Embajadora por tantos años.

- ¿Vamos a volar?- Preguntó atontada como si no fuese obvio.

- Vamos a ir lejos de aquí.- La observó, haciéndole entender con esas palabras que recordaba su petición exacta.

Y lo hicieron, en un vuelo que duró tanto que Emily supo que estaban en otro continente, pero eso le permitió dormir, tan relajada, literalmente sobre las nubes y con él al lado vigilando su sueño. Ella no quiso preguntar como lo había hecho, como había logrado convencer a su madre en tan poco tiempo, empezaba a creer que sus sospechas eran ciertas y que él era el favorito de la Embajadora.

Para cuando habían llegado a su destino Emily ya se había despejado, prometiéndose a sí misma que disfrutaría al máximo y que dejaría de pensar que había una amenaza de muerte fuera, esperando por ella, se prometió tener un poco de esperanza en creer que quizás nada de eso era tan malo y que tal vez no tendría que morir o dejar ir.

Él tomó su mano mientras caminaban las calles de esa inconfundible ciudad, en ese mes completamente cubierta de nieve, Roma, el sitio que había amado y odiado y que ahora sin razón alguna le ofrecía una paz interna que ni ella misma sabía de donde venía, pero seguramente provenía de la persona que la acompañaba y que protegía su mente.

Pasaron toda la mañana como turistas, visitando plazas y puentes, observándolo todo e incluso entraron a un par de tiendas; Emily insistiendo en que se compraran una de esas camisetas a juego con el nombre de la ciudad, con esa palabra que tanto le gustaba, porque era Roma y amor cuando la volteabas y ese había sido siempre el detalle.

- ¿A dónde me llevas ahora?- Le preguntó mientras terminaban su almuerzo, en uno de sus restaurantes favoritos, que después de tantos años seguía funcionado. 

- A nuestro coche.- Le dijo pagando la cuenta y tomándola a ella de la mano, casi arrastrándola fuera del local.

- ¿Nuestro coche?- Preguntó confundida, pero, entonces se toparon de frente con un majestuoso auto deportivo, casi nuevo, y que ella reconocía perfectamente.- ¿Cómo has conseguido que mi madre...- Se interrumpió a sí misma cuando él le guiñó un ojo abriéndole la puerta para que subiera.

- De hecho, fue tu padre quien me ayudó con todo el plan... de nuestra escapada romántica.- Emily sonrió ampliamente mientras bajaba la ventanilla y tomaba su mano libre.

❝𝐼𝑛𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora