Simplemente la vida del pequeño Louis y su amado alfa, Harry.
O donde Louis es un risueño, bonito y tierno omega que adora las burbujitas, los conejitos y biberones con leche de vainilla calientita, siendo mimado y protegido por su adorado alfa.
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12:00 p.m
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Las mañanas en Canadá comenzaban a tornarse cálidas, dejando atrás esas otras donde despertaban con las pestañas congeladas.
Marzo había llegado y la primavera se abrió paso por todo el lugar, derritiendo la nieve que el invierno dejó, al igual que aquellos muñecos de nieve que alguna vez tuvieron forma sin que sus narices o bufandas se encontraran regadas en el suelo después de que su portador haya derretido.
Las personas se mostraban con ropa ligera y alguno que otro con un delgado suéter encima, que terminaba colgando de cualquiera de sus brazos cuando los rayos de sol volvían el ambiente lo suficientemente caluroso como para no necesitar de alguno. Las neverías abrían sus puertas en un nuevo comienzo de temporada, brindando un agradable momento a las personas quienes disfrutaban de los nuevos días más largos y cálidos degustando un cono de su helado favorito.
Es por ello que Louis se paseaba contento por las largas calles de la ciudad mientras iba de la mano con Zayn.
Caminaba junto al morocho dando brinquitos que tentaban contra derramar el helado de chocolate con menta que llevaba en su manita, al cual le daba pequeñas lamidas cuando lo notaba derretirse.
Llevaba puesto un bonito hoodie impregnado del aroma de Harry; era rojo oscuro que un poco más y se convertiría en color café y tenía un lindo durazno tejido en una esquina superior, además de su pantalón caqui y sus lindos converse color mostaza.
Llevaba su cabellito revuelto a causa del suave viento y del brincoteo que lo desacomodaba de su lugar, con sus tibias mejillitas sonrojadas que resaltaban junto al rojo oscuro del hoodie, ojitos brillosos y achinados cuando le regalaba sonrisitas a todo aquel que pasara junto a él que lo volteaban a ver distraídos y que casi nadie se resistía a no devolverle el gesto.
-Lou, no le sonrías a todo mundo por la calle, algún alfa desesperado puede creer que estás siendo coqueto y no amable y puede querer llevarte con él, y ni tú ni yo tenemos la fuerza como para safarnos de un loco así.- dijo Zayn cuando el vago pensamiento llegó a su mente, balanceando su mano junto a la del omeguita de atrás hacia adelante mientras avanzaban por la acera.
-Yo soy coqueto y bonito.- dijo Louis distraído mientras seguía comiendo de su helado que seguía casi intacto, pues al parecer el menor comía muy, muy lento.
-¿Sabes qué? Tienes toda la razón, al diablo lo que te dije hace un rato, nosotros que somos bonitos debemos ser coquetos y demostrar nuestros atributos.- contestó Zayn asintiendo con la cabeza y dibujando una sonrisa orgullosa en su rostro, caminando de manera extravagante como si de una pasarela se tratara.
El alfa llevaba puestos unos jeans holgados de mezclilla clara con algunas roturas por las rodillas, junto con una camisa de botones rosa fuerte que solo estaba abrochada con cuatro botones de abajo, dejando ver su pecho limpio de algún vello y adornado con un delicado collar de perlas, sin nombrar las gafas de sol negras que lo hacían lucir elegante y su cabello acomodado con gracia un poco hacia atrás.
