Simplemente la vida del pequeño Louis y su amado alfa, Harry.
O donde Louis es un risueño, bonito y tierno omega que adora las burbujitas, los conejitos y biberones con leche de vainilla calientita, siendo mimado y protegido por su adorado alfa.
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5:00 pm
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-¡Amor!... Louis Styles te quiero frente a mi en este instante si no quieres recibir un castigo y olvidarte de ir por burbujitas mañana.- advirtió Harry a medio vestir parado en la sala, apuntando al omeguita con la mano en la que traía el lindo vestidito que usaría el omega.
Se había estado arreglando para salir a comer/cenar con sus amigos y demás desde que llegaron del supermercado. Había guardado y acomodado algunas cosas que compró, otras simplemente las dejó tiradas en algún lugar de la cocina pues el tiempo se lo estaba comiendo.
Reposó sus manos en su cintura desnuda pues apenas había alcanzado a ponerse nada más que un pantalón de mezclilla negro, planeando vestir al omeguita primero mas no salió como esperaba pues justo ahora, el menor corría desnudo por todo el departamento luego de haber dejado que su alfita lo despojara de la ropita que llevaba antes.
-Dios, ¿Por qué lo dejé comer ese chocolate?... ¡Louis!.- dijo Harry echando su cabeza hacia atrás antes de comenzar a perseguir al omeguita por todo el lugar, maldiciendo la barra de chocolate que le había comprado para que se mantuviera quieto por un rato más temprano.
-¡No me atrapas, alfita!.- gritó riendo cuando le dió desesperación que su alfa lo estuviera persiguiendo, soltando un chillido cuando casi resbala.
-No estoy jugando, omega.- dijo serio el alfa caminando detrás de Louis, provocando que detuviera su correr de pronto.
El omeguita volteó con sus ojitos bien abiertos, dejando que Harry lo levantara y lo tomará en brazos cuando el llamado de intención lo puso completamente sumiso.
-Si te estoy hablando, te detienes y me escuchas, omega. Haz estado muy malcriado últimamente, eh. ¿Qué sucede? ¿Qué te tiene tan desobediente? Ese no es mi niño tranquilo que yo conozco.- dijo Harry acariciando su espaldita para tranquilizarlo un poco, dejando un besito en su mejillita colorada.
-Quiero jugar, alfita.- se quejó meneando sus piecitos en el aire, formando un mohín en sus labios por la disconformidad de que su alfita no lo haya dejado seguir corriendo.
-Entiendo amor, pero ahora tengo que vestirte y terminar de vestirme yo también. Además no puedes estar corriendo desnudo por ahí, bebé, no llevas ni siquiera bragas.- reprimió dejándolo paradito sobre la cama para tenerlo a su altura y poder vestirlo más fácil.
-Braguitas...- susurró deteniéndose de los hombros de Harry cuando éste comenzó a pasarle una por sus piernitas, primero metiendo una y luego la otra hasta tener el suave encaje tapando sus redonditas nalgas, o al menos eso intentaba.
-Si, nene. Te quedan preciosas.- halagó amasando sus glúteos gorditos luego de dejar una suave nalgada que lo hizo saltar en su lugar.
-¿Quieres ver a la tía Gems, bebé? Irá a comer con nosotros ella también.- dijo ayudándolo a ponerse su lindo vestidito blanco con muchas florecitas rosas por todos lados.
