Casita para totopo

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-¡Totopito!.- tarareó contento el omeguita, entrando a su cuartito de juguetes para buscar a su conejito, totopo.

Ya habían regresado del consultorio después de las dos ultimas citas que Harry tuvo para atender en el día, también comieron las ricas ensaladas que habían ordenado, aunque fue algo difícil de convencer a Louis para que comiera un poco de verduras, al final terminó con todo su platito muy gustoso y satisfecho, recibiendo un halago por parte de su alfa quien le decía el buen omeguita que era.

Justo ahora Harry estaba entrando por la puerta del departamento con montones de bolsas que llevaban todo lo que habían comprado en la tienda de animales para totopo.

-Alfita...- llamó el omeguita saliendo de su cuartito de juguetes con totopo brincando detrás de él, siguiéndolo.

-¿Qué pasa, amor? Ten cuidado.- dijo Harry cuando dejó todas las bolsas en el suelo, viendo a Louis caminar entre ellas con cuidado.

-¿Totopo puede comer lechuguita?.- preguntó curioso con sus manitas escondidas detrás de su espalda.

-Si, bebé... ¿Quieres que pique un poco para que le puedas dar?.- ofreció el alfa mientras revisaba si no faltaba alguna bolsa que haya dejado olvidada en el auto.

-Yo tengo, mira.- dijo Louis, sacando un montón de lechugas de la bolsa de su pants para acunarlas entre sus manitas y mostrárselas a su alfa.

-Lou, ¿De dónde sacaste eso, nene? Ya están aguadas, no están frescas.- dijo Harry viendo las hojitas de lechuga algo cafés y flácidas.

-Le guarde poquitas a totopo para que comiera como yo de mi ensaladita.- dijo con una sonrisita que mostraba lo orgulloso que estaba, viendo con sus ojitos brillosos al conejito que se paseaba entre las bolsas olfateando.

-No, amor, tíralas que ya no sirven, ve al refrigerador y corta con tus manitas una hojita nueva, anda.- dijo Harry riendo por la nariz por lo ocurrente que podía llegar a ser su omeguita, viéndolo irse a la cocina dando saltitos pues había tomado la costumbre de imitar a su conejito en modo de juego.

El alfa comenzó a sacar todas las cosas que habían comprado para empezar a construir la casita del conejito en una de las esquinas del departamento.

-¡Mira, alfitaaa!.- escuchó a Louis decir emocionado desde la cocina, acercándose a ver qué era lo que le mostraba.

-Mhm, que lindo, amor, mueve su naricita como tú... ven, ayúdame a armar su casita, ¿quieres?.- dijo Harry viendo al conejito comer la hojita de lechuga que su niño le había dado, tomándolo de la manita para llevarlo a la sala con él.

-Una casita para totopo...- tarareaba el omeguita mientras se hincaba en el suelo para ver todas las cosas que habían comprado, sin saber muy bien para que era cada una.

-Primero hay que armar el suelo, amor, tenemos que juntar todos estos para formar un piso que sea cómodo para él.- explicó Harry tomando un paquete de algo parecido a unas esponjas que eran las que formarían la base de la casita.

-¿Es un rompecabezas, alfita?.- preguntó Louis curioso pues vió los cuadrados que su alfa comenzó a poner en el suelo en una esquina, viendo que tenían forma de las piezas de algún rompecabezas.

-Si, es algo parecido, corazón. Ven, ayúdame poniéndolos de ese lado.- dijo Harry riendo, dándole dos cuadrados para que el omeguita fuera armándolos solito de la otra parte.

-¿Así, Hazzie?.- preguntó cuando armó cinco cuadrados por toda la orilla de la pared, jugando con sus manitas nervioso pues no sabía si lo había hecho bien.

-Muy bien, omega, te quedaron muy lindos, amor.- halagó Harry, viendo a Louis sonreír tímido y tratar de esconder el sonrojo en sus mejillitas.

-Bien, ahora hay que armar las rejas para poder hacer las paredes... ¿Dónde estas, bebé?.- dijo Harry después de un rato cuando terminó de formar el suelo, buscando a su omega con la mirada al rededor.

Vanilla MilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora