De vuelta a casa

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Por fin habían regresado a la ciudad.

Después de las interrupciones de sueño que tuvo durante la noche el pequeño omeguita, tuvieron que despertar una vez más bastante temprano para poder empacar sus cosas y marcharse de vuelta a casa, tan temprano que aquel irritado ojiazul desató en llanto un par veces durante el camino a la ciudad, siendo consolado al final por los tres alfas ajenos quienes acariciaban su cabellito o simplemente tomaban alguna de sus manitas mientras le alentaban con palabras cariñosas; y después estaba el rizado, quien era el único y afortunado con el que Louis quería estar, del que recibía besos llenos de amor por todas partes en su carita y caricias que le relajaban bastante junto a su hogareña voz que le susurraba lo mucho que le amaba.

Se le notaba cansadito y sin energía, y era más que razonable, pues las nuevas y constantes interrupciones durante sus horas de sueño lo habían puesto de aquella manera junto con esos pensamientos molestos que seguramente aún rondaban por su necia cabecita y de los que Harry se encargaba de borrar poco a poco, recordándole lo valioso que era y lo tan seguro y protegido que estaría mientras esté entre sus brazos. No dejaría que nadie rompa a su omega una vez más, jamás.

Justo ahora, bajando de su camioneta una vez que la estacionó en el estacionamiento del edifico después de dejar a sus amigos en sus hogares, rodeó hasta la puerta del copiloto para poder tomar en brazos a un dormidito Louis.

Lo alzó con cuidado de no despertarlo ahora que el pobre por fin había logrado conseguir el sueño, llevando un bonito short de mezclilla junto a una hoodie marcada con su olor de alfa donde mantenía enterrada su naricita de botón, siendo aquello seguramente lo que le hizo descansar más tranquilo, sospechándolo cuando lo pegó a su torso y ronroneó luego de haber suspirado con calma, sintiéndolo apretar una de sus manitas en su pecho.

Lo sujetó firme con su brazo y cerró la puerta luego de haber tomado la mantita celeste y el oso de peluche rosado que el menor había llevado en su lugar, sintiéndose con la suficiente fatiga como para dejar las maletas en la cajuela y solamente llevar su celular, el cuál guardó en el bolsillo trasero de su pantalón para poder llevar sus manos desocupadas, sin contar el revoltijo de llaves que también llevaba.

Se acercó hasta el elevador y se adentró una vez que éste acudió a su llamado, recargándose contra el corto barandal que había ahí dentro y regalándole ligeras caricias en la espaldita baja de su omega, queriendo arrullarlo en sus sueños con la música del elevador mientras subían.

Ocupó ese tiempo para pensar en todo lo que tenía por hacer ahora que habían regresado a la ciudad. Tenía algo de trabajo acumulado que repartiría entre sus horarios para evitar excluir y desatender a su omeguita como antes ha pasado a causa de su desorganización; necesitaba visitar a Gemma y traer de vuelta al conejito que tenían por mascota, además de recoger algunas cosas de su casa que dejaron ahí cuando estuvo de viaje la última vez y Louis se quedó a su cuidado; quería hacerse espacios entre su vida laboral y la vida que llevaba junto al ojiazul ahora que estaba sufriendo cambios de humor que lucían como una pequeña recaída, no pensaba dejarlo solo ahora y se había propuesto el pasar tiempo juntos como pareja, solo ellos dos.

Vanilla MilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora