Simplemente la vida del pequeño Louis y su amado alfa, Harry.
O donde Louis es un risueño, bonito y tierno omega que adora las burbujitas, los conejitos y biberones con leche de vainilla calientita, siendo mimado y protegido por su adorado alfa.
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¡Holaa! Antes que nada, vayan a la primera actualización "Hello" puse fotitos de referencia sobre los personajes al igual que algunas otras cositas que creo quisieran saber.
Ahora si, disfruten el capítulo <3
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6:00 a.m
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El cielo seguía cubierto por el oscuro manto de la noche junto a una que otra estrella asomándose en algún rincón, sin embargo, un nuevo comienzo empezaba para millones de personas que al igual que Harry, se despabilaban del dulce sueño en el que por suerte, debieron haber estado sumidos por ocho horas.
Acostado boca arriba en la cómoda cama, talló sus orbes verdes con sus dedos de en medio intentando despejarse de la fatiga que solía tener a esas horas, para luego soltar un bostezo y estirar su cuerpo entumido.
Justo en ese instante, la estruendosa alarma proveniente de su celular comenzó a timbrar pues había despertado inconscientemente algunos minutos antes de la hora en la que la había colocado, cosa que odiaba pues se robaba unos estupendos cinco minutos como para poder haber dormido más.
Estiró su brazo entintado y con los ojos entre cerrados, logró apagar la ruidosa alarma antes de que lograra despertar al bultito de mantas que dormía plácidamente a su lado.
No había cosa que amara más que abrir los ojos al amanecer y poder ver la carita del omega lleno de la paz y tranquilidad que derrochaba aún estando dormidito; con su suave cabellito revuelto sobre la almohada y ese simpático ronroneo que soltaba entre sueños, más todo esto era cubierto por la enorme manta en la que estaba enredado.
Sonrió cuando acercó su mano libre de los anillos que había colocado sobre el tocador antes de dormir, y bajó un poco la manta hasta dejar despejada la carita del omega, viéndolo con sus pestañitas acariciando suavemente sus pómulos, su naricita de botón moviéndose como si algo en ella picara y el bonito chupete siendo rodeado por sus labios rositas en débiles succiones que al parecer no tenían fin.
Esa sonrisa con hoyuelos que abarcaba su rostro con definición, de pronto se convirtió en una débil y melancólica.
En unas cuantas horas tendría que tomar un vuelo directo a Ámsterdam junto a Kevin y Manuel quienes seguían en Canadá, hospedados en el mismo hotel que eligieron cuando aterrizaron el primer día.
Acudirían a uno de esos interesantes seminarios de medicina que los hacían avanzar visiblemente en los campos de las áreas de la profesión que tomaron los tres alfas, y los ponía realmente contentos poder asistir a uno, además que en el caso de Harry no solamente iría como un aprendiz más, sino que había recibido una invitación por la misma campaña para dar un discurso a los jóvenes que estaban prontos a graduarse en la misma especialidad y poder guiarlos a tener el reconocimiento que ha obtenido él.
