Cigarettes

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🌃

La ciudad ya se encontraba oscura y las calles, los altos edificios y las casas de todo Canadá ya se encontraban alumbradas por alguna lámpara artificial que dejaba ver la sombra de la lluvia que de pronto comenzó a caer de nubes negras, escondiendo la luz de la luna.

Harry manejaba su Range Rover por los bulevares transitados con cientos de coches, acompañado de un más tranquilo omeguita a su lado. Seguía hipando de vez en cuando y ligeros espasmos lo atacaban cada minuto, sin embargo, las lagrimitas se habían detenido al igual que los frustrados sollozos de antes, ahora sólo iba sentadito en el asiento del copiloto con sus piernitas encogidas hacia su pechito, moviendo sus piecitos al ritmo de la música que sonaba en la radio mientras veía la ciudad por la ventana.

-¿A-a dónde vamos, alfita?.- preguntó Louis con su cabecita recargada en el respaldo del sillón, viendo con sus ojitos brillosos y pupilas dilatadas el perfecto perfil del alfa, con nariz recta, mandíbula afilada y pestañas largas rizadas.

-A comprar algunas cosas, amor.- dijo Harry limpiando con el parabrisas la lluvia que impedía su clara visión de la carretera, manejando con precaución ahora que el suelo estaba resbaladizo.

Louis no preguntó más, en cambio optó por quedarse observando al alfa junto a él, veía como las luces de la carretera alumbraban su rostro haciendo que su ceño fruncido se pronunciara más y el color en sus ojos cambiara de claro a oscuro cuando la sombra los opacaba, con sus rizos cayendo a cada lado y se moviéndose a la par del auto.

Después de cuarenta minutos, habían llegado a las afueras de la ciudad donde el alfa salió de la carretera y por fin aparcó en el angosto estacionamiento de una tienda de conveniencia al lado de una gasolinera. Tenía letreros neón donde se podía leer "open" en colores azul y rojo, y unos cuantos más donde anunciaban las principales cosas que vendían.

Harry salió primero del coche, rodeándolo para llegar a la puerta del omeguita y tomarlo en brazos para bajarlo, dejándolo paradito para llevárselo de la manita luego se atrancar con seguro el coche desde el botón de la llave.

Louis vió con sus ojitos adormilados su alrededor, notando todo en un tranquilo silencio donde sólo se escuchaba alguno que otro coche y el cantar de los grillos. Estaba muy solo y algo oscuro, no se notaban personas por ningún lado ni había mucho movimiento.

Caminó de la manita con su alfa quien lo tenía bien sujeto, avanzando por el suelo que estaba lleno de esas piedritas que lo hacían tropezarse, por lo que mientras caminaba, alzaba sus piecitos como si estuviese marchando para intentar no enredarse entre ellas.

Vanilla MilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora